Capítulo 37 ¡Castigado!
—Ella no me sedujo, sólo pensé que era tan hermosa, así que la engañé para que viniera a la oficina. Quise usar la fuerza para que se sometiera, pero quién iba a decir que es bastante ágil y consiguió retrasarlo hasta después de clase. Ella incluso lo grabó, pero por suerte, con la ayuda de Hilda, conseguimos arrebatarle el celular.
»No sólo íbamos a evitar la crisis, sino que también podíamos conseguir que esta chica fuera expulsada de la escuela. Cuando saliera de la escuela, podría llamar a algunos amigos que conozco en la sociedad para que la agarraran, ¡y entonces podríamos jugar con ella como quisiéramos! —expresó sin reservas sus pensamientos más genuinos.
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