Capítulo 75 Entre la espada y la pared
Marco se detuvo con la mano en el pomo de la puerta y se estremeció al escuchar las arcadas de Lía en el cuarto de baño. No la estaba pasando nada bien y sabía, por lo que leyó la noche anterior que algunos síntomas iban hasta el final del primer trimestre. Con un suspiro de resignación, se alejó de la puerta y volvió a la cocina.
Mientras tanto, Lía se limpió la boca y se levantó para ir al lavamanos. Se enjuagó la boca y se lavó el rostro. Su intención era quedarse en la cama todo el tiempo posible, pero su amanecer fue distinto y otro viaje al cuarto de baño la abrumó.
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