Capítulo 29 Nadie llora por nada
Isabelle llegó a casa de sus abuelos el sábado al mediodía. No venía sola, Milena la acompañaba y la ayudaba con las cosas de Alessandro, pues no iban a volver hasta el domingo por la tarde.
—¡Isabelle! —la emoción de Verónica al verla llegar le hizo sentir bonito. Isabelle tuvo ganas de llorar, la echaba de menos.
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