Capítulo 50 La clave es el tiempo
Leandro acarició la mano de Isabelle y entrelazó sus dedos, diciéndole silenciosamente que estaba allí y que no iba a irse a ningún lado. Ella le dedicó una mirada de agradecimiento antes de volver su atención hacia su madre y su hijo.
Anabella besó al pequeño Alessandro, quien se movió un poco agitado por los cariñitos que le estaban dando y porque no conocía a la mujer que lo abrazaba.
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