Si había algo que todos sabían era que no se debía molestar a un alfa y muchos menos desobedecer su orden. Algo que se había desarrollado en pocos segundos.
-Repite lo que dijiste… si te atreves- la mirada completamente dorada de White fulminó a Lilya que retrocedió temblando. Bajó la cabeza y no se atrevió a mirarlo.
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