Capítulo 295 Una mera disculpa no basta
—Gracias, Ámby. —Alejandra estaba profundamente conmovida, las lágrimas brotaban de sus ojos, pero se negaba obstinadamente a dejarlas caer.
—De nada. Somos mejores amigas para siempre —le dijo Ámbar—. Pase lo que pase, te protegeré.
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