Isaac se esforzó por asegurarse de que ella estuviera feliz y cómoda, aunque el viaje a su casa fuera relativamente corto. Puso música animada y encendió la calefacción para calentarla.
Condujeron en silencio durante un kilómetro o dos hasta que Eden se puso inquieta y se encontró hablando sin parar para distraerse. Tenía tanto miedo de que su dolor y su ira volvieran a apoderarse de ella si se quedaba quieta por mucho tiempo.
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