Capítulo 34 Las afueras de sarassea
Dashi
Mer y yo habíamos empezado a sacar todo desde comienzos de la noche anterior. Los baúles de mi señora estaban completamente empacados, por lo menos las cosas más importantes, y los soldados las tenían protegidas. En la mañana la sacerdotisa se había ido a la biblioteca, y tiempo después, como por obra de magia, había parecido a la puerta de mi habitación, Luther.
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