Capítulo 40 Maravillas secretas
El mundo estaba lleno de maravillas intangibles, momentos únicos que resultaban infinitamente valiosos: ver una estrella fugaz, el inicio o el final de un arcoíris, oír el primer canto matinal de las aves, saborear la primera comida que cocinas, enamorarse por primera vez… y ver a Vlad Sarkov durmiendo.
Apenas lo vio, se apresuró a mirar la hora. Todavía faltaba bastante para que sonara la alarma. Salió con cuidado de la cama y fue en hurtadillas hasta su cuarto. Buscó su cámara, un momento así debía ser inmortalizado apropiadamente y no osaría usar su vulgar teléfono para tal labor. Antes él había evitado ser fotografiado, pero ahora, dormido y vulnerable, nada podría hacer para detenerla. Se sintió perversa. Enfocó su rostro angelical. El hombre era un cínico hasta cuando dormía. Hizo varias tomas de su rostro, con el corazón latiendo a mil por hora. Si llegaba a despertarse y la descubría sería su fin, como quienes morían por tomar una selfie extrema. Ahora los entendía, pero no podía evitarlo, ella, armada de su cámara, era una cazadora de escenas como esa.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread