Capítulo 4 Una fotografía antigua
¡Toc, toc, toc! Bai Yunjin se armó de valor y llamó a la puerta mientras estaba fuera de la oficina del director general en el piso 17.
¡Toc, toc, toc! Lo intentó de nuevo, pero solo fue recibida por el silencio.
Contuvo el aliento, lista para tocar por tercera vez cuando alguien fue tan amable de recordarle:
—Srta. Bai, el Sr. Huo está en una reunión con la alta gerencia en la sala de conferencias. No volverá pronto, pero puede dejar los documentos en la mesa.
Ella echó un vistazo a la oficina. Algunos empleados no estaban en sus escritorios, lo que solo podía significar que estaban en la reunión.
—Lo haré. Gracias. —Sonrió agradecida y abrió la puerta.
Ella había estado en la oficina del director varias veces antes; sin embargo, siempre se sorprendía del orden en que estaba acomodado todo. Huo Chen estaba obsesionado con la limpieza. Él asignaría a varias sirvientas limpiar a fondo a Bai Yunjin con el fin de quitarle el vello púbico antes de compartir su cama con ella.
Su oficina reflejaba su personalidad minimalista, la decoración era sencilla y no había nada fuera de lugar.
Dejó la carpeta en su escritorio de madera de sándalo y estaba a punto de irse, cuando algo en el cajón abierto le llamó la atención. Era la esquina de una fotografía. Incapaz de contener su curiosidad, sacó del cajón la vieja y amarillenta fotografía; sus bordes desgastados mostraban que su dueño lo había sostenido y acariciado con frecuencia.
Cuando Bai Yunjin vio el rostro del sujeto en la fotografía quedó sorprendida.
Fue tomada cuando estaba en su primer año de universidad, cuando ella iba vestida con una falda corta, su cabello estaba trenzado y tenía una sonrisa en el rostro.
«¡Soy yo! Pero, ¿por qué tiene esto?»
En lugar de volver a guardar la fotografía en el cajón, la agarró con sus manos.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó una voz baja y lúgubre detrás de ella; el hombre parecía infeliz.
Conmocionada, Bai Yunjin se dio la vuelta a toda prisa mientras apretaba la fotografía y la escondía detrás de su espalda, luchando por fingir una sonrisa en su bonito rostro.
—¿Terminó... la reunión?
Una incontrolable ráfaga de miedo e inquietud invadió su cuerpo.
—Traje el documento. No... no estabas así que lo dejé en el escritorio, así que ya me voy —balbuceó.
«¿Puedo irme?»
Sintió su aura dominante a través de sus ojos ovalados un poco entrecerrados. Huo Chen no dijo nada y su rostro era inexpresivo; se veía absolutamente deslumbrante con su traje y una camisa blanca, como un psicópata carismático con ojos oscuros y labios finos, pero sin emociones.
Desde donde estaba parado en la entrada, no pudo ver su pequeño movimiento de antes; no obstante, algo en el hueco de su codo detrás de su espalda llamó su atención.
—¿Qué tienes en la mano? —preguntó con voz ronca y coqueta en tanto se acercaba poco a poco a ella.
—Nada. —Ella negó con la cabeza.
La ansiedad estaba brotando dentro de ella y su mano se estaba humedeciendo. Por supuesto, su jefe no le creyó.
—Mmm... —Inclinó la cabeza y trató de ver qué le estaba ocultando, pero ella inclinó su cuerpo hacia un lado.
Su reacción lo hizo fruncir más el ceño. Avanzó a velocidad de un rayo y la hizo retroceder hasta su escritorio, dejándola sin escapatoria. Huo Chen extendió la mano y le arrebató la fotografía sin darle tiempo para reaccionar; antes de que ella supiera lo que había sucedido, él agitó victorioso el papel frente a ella.