Capítulo 3 Ni siquiera sería su prometida
Mientras Huo Chen admiraba su postura rígida sin entusiasmo, soltó su delgada muñeca, luego sacó su pañuelo blanco y se limpió las manos como si ella fuera algo desagradable. Poco después, el hombre arrojó el pañuelo a su asistente, Qiao Mu.
—Te veré en la oficina, mi querida secretaria —dijo Huo Chen, frívolo, mientras pasaba frente a Bai Yunjin para dirigirse hacia la puerta. Solo entonces ella se dio cuenta de que se iba.
Con las manos en los bolsillos de sus pantalones rectos, él se movía con gracia mientras su risa desdeñosa resonaba por toda la habitación.
—Oh, ya casi es hora de ir a trabajar. ¡Estarás en problemas si llegas tarde!
Qiao Mu la miró confundido, a punto de decir algo; sin embargo, se dio la vuelta y corrió para alcanzar a su jefe. Por su parte, los sirvientes intercambiaron miradas dentro de la enorme villa. Bai Yunjin estaba completamente sola mientras repetía las palabras del hombre en su cabeza.
«¿Sabes por qué no me quejé del arreglo que hizo mi abuela para dejar que te quedes aquí? Ningún hombre diría que no al sexo sin compromiso.»
Ella por fin lo entendía. Él sólo la estaba usando para su propia satisfacción sexual.
«¡Soy su prostituta!» La conmoción terminó por debilitarla, por lo que se apoyó sobre sus rodillas, se tambaleó y se sostuvo de nuevo contra el barandal. «¡Por Dios! ¡Él nunca tuvo la intención de casarse conmigo!»
—Señora, ¿se encuentra bien? —Una joven sirvienta se adelantó y la sostuvo.
Ella deseaba poder negar con la cabeza o decir algo, pero las palabras se le atascaron en la garganta; entonces, los susurros entre los sirvientes llegaron hasta sus oídos.
—¿Señora? ¡La aprobación voluntaria de la abuela no es nada si el Sr. Huo no lo aprueba, ni siquiera sería su prometida mientras él no acepte casarse con ella!
Había sido un susurro; aun así, sonó como una bomba explotando en los oídos de todos en esa enorme sala de estar.
—Así es. Después de todo, ella es solo una de esas mujeres.
—Quizás es la que más desprecia.
Los sirvientes se volvieron más audaces después de presenciar el vil trato de su patrón hacia la mujer y comentaban entre ellos. Los susurros burlones molestaban cada vez más a Bai Yunjin, quien forzó una sonrisa y trató de reprimir la furia que brotaba dentro de ella.
«¿Es esta su forma de buscar venganza?»
Parecía que su odio hacia ella duraría de por vida.
...
Al principio, Bai Yunjin no trabajaba en Entertainment Film Corporation. Sin embargo, no podía oponerse a la abuela Huo, quien le había insistido en que trabajara de cerca al lado de Huo Chen como su secretaria personal. Así que el hombre no se equivocó cuando se dirigió a ella por su designación oficial.
La familia Huo fundó la empresa hace dos generaciones y como heredero único, Huo Chen tuvo que hacerse cargo. Dedicó siete años para convertirla en un imperio de la industria del entretenimiento y lanzó a innumerables artistas a la fama. Mai Jiaren, la actriz que recién tuvo un escándalo con un actor galardonado, junto con la popular presentadora de la plataforma de transmisión en vivo TR, Yin Guoguo, fueron algunas de los artistas bajo la administración de la compañía.
—Srta. Bai, asegúrese de que cada departamento reciba una copia de este documento. Además, necesito que envíe este informe al directorio. Ya fue revisado y necesita la firma del director para su aprobación. No lo pierda. Es muy importante.
Mia, la de piernas largas, dejó una pila de carpetas azules sobre el escritorio y se fue.
Bai Yunjin apartó la mano del ratón y miró a través de las carpetas, le palpitaba la cabeza cuando le dijo que tenía que ir a la oficina del director. Ninguno de los empleados de la compañía conocía la relación entre ella y Huo Chen ni su aventura. La idea de ir a verlo como si nada hubiera pasado la hizo sentirse extremadamente culpable.