Nuevamente se encontraba rodeado como la última vez, sus enemigos habían logrado volverlo a poner en jaque.
No le quedaba de otra más que alzar su rostro hacia el cielo y pedirle a la divina providencia perdón por sus pecados y benevolencia para el castigo que recibiría por cada uno de estos. Era consciente que no había sido un buen hombre..
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