Capítulo 187 Sentirse impotente
No era un tomate grande, pero fue directo a su boca. Sus ojos se abrieron mientras cerraba la boca instintivamente. Con un sorbo, el jugo lo salpicó todo. Parte de la fruta se deslizó por su garganta, casi ahogándolo.
—Querido, ¿estás bien? —Lili le acarició la espalda.
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