Capítulo 37 Curar la enfermedad del corazón
Después de que Joel habló, la expresión de todos cambió. Algunos parecían curiosos; otros dudaban; otros no se preocupaban; otros estaban nerviosos.
—¡Hmm, jefe! ¿Cómo puedo atreverme a observarlo para divertirme? —José se adelantó rápidamente.
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