Capítulo 152 No podemos volver a perderla
Maira y Josué abrieron los ojos de par en par, sorprendidos, mientras miraban la manzana. «¡Oh, Dios mío! ¿Es un mago?».
Al ver la cara de sorpresa de ambos, Lucio sonrió satisfecho mientras Cristóbal, sentado a su lado, enderezaba la espalda con orgullo.
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