Capítulo 137 Arrodíllense y discúlpense conmigo
Joel notó que las venas de Conrado estaban abultadas. No quería matarlo, así que lo tiró al suelo. No lo hizo a propósito, o tal vez sí. El hombre de más de cien kilos cayó por casualidad sobre Luna.
Los dos arrogantes y mandones esposos de clase alta estaban ahora en una situación desesperada. Un inquietante silencio se instaló en el lugar. Al silencio le siguió un vendaval de risas. Todos los niños rugían ante la farsa.
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