Fernando se quedó en la entrada del parque y escuchó los ruidos explosivos del interior. Entrecerró los ojos y se sintió aliviado por haber encargado a sus subordinados que vigilaran la zona y evitaran que nadie entrara en el parque.
Mientras tanto, una figura menuda yacía en el fondo del lago evaporado. Joel se situó a tres pasos de ella y la miró con el ceño fruncido.
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