Capítulo 8 Ofensa
No dijo nada más, me sentí tan insignificante, pensé en arreglar la situación, pero fue lo peor, no lo miré porque sentí el rostro rojo por lo ocurrido. No hay nada más desagradable que sentir vergüenza con uno mismo.
Comenzaron a llegar varios compañeros, no miré a ninguno, quería salir corriendo y jamás regresar, no sé cómo contuve las ganas de llorar en ese instante. El profesor fue el último. Hablaba, pero no comprendí nada, solo revivía el mismo episodio, me esforcé para contener las lágrimas en mis ojos, no escuché cuando el profesor preguntó.
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