Capítulo 485 La ira de la manada de la tormenta
Nunca imaginé que una elección apresurada mía llevaría a resultados tan catastróficos.
Mientras veía los ojos de Nathan parpadear, como si pudiera desvanecerse para siempre, grité desesperadamente: "¡Nathan! ¡No cierres los ojos, quédate conmigo ... quédate conmigo!"
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