Capítulo 68 ¿Soy tan malo?
Eché un vistazo a Caden. Su rostro cincelado permanecía inexpresivo mientras sus fuertes manos agarraban el volante. Sus profundos ojos miraban de fijo al frente, por completo concentrados en conducir.
Ninguno de los dos dijo una palabra. El pequeño espacio del auto estaba lleno de un silencio casi asfixiante.
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