Capítulo 118 Poniendo a prueba mis límites
La expresión del hombre lobo de rojo había cambiado de forma drástica, y los otros hombres lobo estaban tan asustados, que casi se hacen encima. Juntos suplicaron clemencia.
—Señor Holbrook, no sabía que esta dama era su mujer. Es culpa mía, debí saberlo. Me disculpo por haber ofendido a esta dama. Por favor, ¿podría perdonarnos…? —El hombre lobo de rojo suplicó a Caden con desesperación.
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