Capítulo 5 —Sus condiciones

Narrador: Cuando aterrizaron los estaba esperando un limosina. Maya se sentó frente a él, sus dedos tamborileando nerviosamente el bolso. Luego de un rato, Liam apartó su vista de la pantalla y la fijó en la joven, quien abrazaba ese accesorio contra su cuerpo mientras frotaba la correa. No pudo evitar recordar la primera vez que la vio... con una claridad inquietante, el día que Maya llegó a su casa por primera vez. Él tenía doce años, y ella era solo una ni*ña pequeña de cinco. Estaba sentado en las escaleras del vestíbulo, observando cómo Elena entraba con una niña delgada, de cabello alborotado y mirada asustada. Maya llevaba una mochila demasiado grande para su tamaño, apretada contra su pecho como si fuera un escudo. —Liam, ven aquí —le llamó su madre, su tono suave pero firme —Quiero presentarte a alguien especial —Él había bajado las escaleras con pereza, sin protestar, ya que estaba acostumbrado a las insistencias de Elena. Pero cuando llegó a su lado, su mirada se cruzó con la de Maya, quien lo observaba con una mezcla de miedo y curiosidad. —Liam, ella es Maya. A partir de ahora, vivirá con nosotros. Quiero que la cuides pues es tu nueva hermana. “Hermana”, aquella palabra le sonó extraña en ese momento. Maya no era nada más que una desconocida, una niña que parecía demasiado pequeña y frágil para encajar en su mundo. Sin embargo, cuando Elena acarició el cabello de Maya y le sonrió con ternura, algo en él se ablandó. —Hola, Maya —dijo, con una voz más amable de lo que esperaba —Bienvenida. Maya no respondió de inmediato, pero asintió levemente, su mano apretando la correa de su mochila con fuerza. Durante ese primer día, Liam no pudo evitar observarla mientras se adaptaba a su nuevo entorno. Recordaba cómo se sentó en un rincón del sofá, sin soltar su mochila, hasta que Elena le dijo que era hora de cenar. Durante la comida, apenas habló, pero sus ojos grandes y oscuros seguían cada movimiento de la mesa, como si temiera romper alguna regla invisible. Cuando se retiró a su habitación esa noche, Liam no sabía por qué, pero algo en la soledad de aquella pequeña le provocó un nudo en el pecho. Esa noche, juró para sí mismo que, aunque no la entendiera del todo, siempre estaría allí para ella. Nunca imaginó cómo ese sentimiento cambiaría con los años, evolucionando hasta algo tan complejo y confuso como lo que compartían ahora. Sacudió la cabeza y disipó el recuerdo, observando a Maya inspirando profundamente antes de hablar, su voz decidida aunque cargada de tensión. —Esto no puede seguir así, Liam. Él levantó la vista, una ceja arqueada en una expresión que mezclaba sorpresa y curiosidad. —¿Así cómo? —Si voy a estar en esta situación, tiene que ser bajo mis términos también —dijo, su voz más firme —No soy tu juguete, y no voy a dejar que me trates como si lo fuera. Un destello de algo que parecía admiración cruzó los ojos de Liam antes de que su expresión volviera a ser inescrutable. Dejó el móvil a un lado y se inclinó ligeramente hacia ella. —Interesante... continúa. Maya tragó saliva, sintiendo cómo la atención de él la envolvía como una red. Aun así, siguió adelante. —Esto es un trato, sí, pero eso no significa que puedas controlar cada aspecto de mi vida. Si voy a cumplir con mis responsabilidades, también necesito mis propios límites. Quiero mi tiempo personal cuando no estés exigiéndome nada, y quiero que respetes mi privacidad. Liam sonrió, una sonrisa ladeada que no ofrecía consuelo. —¿Tus propios límites? —repitió, saboreando las palabras como si fueran un chiste privado —Maya, no confundas nuestra situación. Esto no es una negociación de iguales, no funciona así. Ella lo miró fijamente, sus manos apretaban aún más la correa. —Entonces hazlo funcionar —espetó —Porque no voy a sobrevivir a esto si no siento que tengo algo de control. Liam soltó una leve carcajada, inclinándose hacia ella con una intensidad que hacía que el aire pareciera desaparecer. —Está bien, Maya. Tienes razón. Puedes tener control sobre algunos aspectos de tu vida. Llámalo "tus términos", si eso te hace sentir mejor. Pero no te engañes. La última palabra siempre será mía, porque hasta que yo lo decida, tú me perteneces. —Las palabras cayeron como un martillo, y el peso de su significado hizo que Maya se tensara. Liam alzó una ceja, disfrutando del efecto que había causado.—¿Eso aclara las cosas? —Maya respiró hondo, obligándose a mantener la mirada. No iba a permitir que la viera quebrarse. —Lo aclara —respondió, con un tono tan firme como pudo reunir. Liam asintió, satisfecho. —Bien. Pero no olvides algo, Maya. Este acuerdo no tiene cabida para errores o dudas. Lo que pase a partir de ahora depende únicamente de mí. —Se levantó de su asiento, se sentó junto a ella y rodeó sus hombos atrayéndola hacia él, lo suficiente como para que su aliento rozara su oído. —Voy a disfrutar viendo cómo intentas equilibrar tus términos con los míos. Pero no lo olvides yo siempre estaré un paso adelante. —Le depositó un beso en el cuello antes de que ella pudiera responder —Relájate —dijo Liam, rompiendo el silencio, mientras volvia a su asiento, y tomaba nuevamenete su móvil —No vas a sobrevivir a este trato si sigues con esa actitud. —No es tan fácil relajarme cuando tú estás cerca —replicó ella, alzando finalmente la vista para encontrarlo con una sonrisa ladeada en el rostro. —Deberías intentarlo. Vas a acostumbrarte, Maya... a mí, a esto, a todo. —Yo no estaría tan segura —murmuró Ella apretó los labios, sintiendo cómo el calor subía por su cuello ante la seguridad aplastante en la voz de Liam. El resto del viaje transcurrió en un silencio cargado, roto solo por el ruido de su corazón paltitando sin control. Cuando llegaron a la casa, la inmensa mansión parecía tan imponente como siempre. Maya sintió un nudo en el estómago al ver las luces encendidas y a los empleados moviéndose con diligencia por los jardines. —¿Lista? —preguntó Liam, bajando del coche primero y extendiéndole una mano para ayudarla a salir. Su tono era más suave, pero no menos firme. —Nunca voy a estar lista para esto —admitió ella, tomando su mano y bajando a regañadientes. Él la sostuvo por un momento más de lo necesario, su mirada atrapándola como siempre. —Recuerda, Maya, esto es tan importante para mí como lo es para ti. No lo arruines. Ella asintió, sin poder apartar la mirada de él mientras subían juntos los escalones hacia la entrada. Aunque sabía que Carlos era el motivo principal de su llegada, la sombra de Liam seguía siendo lo que realmente la hacía tambalearse. La puerta de la mansión se abrió antes de que Liam y Maya pudieran tocar. Elena, con su porte elegante y su sonrisa cálida, los recibió en el umbral. Sus ojos se iluminaron al ver a Liam, y rápidamente se dirigió hacia él para envolverlo en un abrazo que pareció prolongarse una eternidad. —Hijo mío, pensé que nunca volverías. —La voz de Elena se quebró ligeramente, mientras sus manos permanecían firmemente apoyadas en los hombros de Liam, como si temiera que pudiera desaparecer. Él, aunque incómodo, no se apartó. Su expresión se suavizó apenas, y Maya pudo notar algo parecido a la culpa en sus ojos. Elena lo sostuvo unos segundos más antes de apartarse ligeramente, todavía sin soltarlo del todo. —Tu padre te necesita, Liam. Ha estado preguntando por ti todos los días. Gracias por venir. —Elena se volvió hacia Maya, sus ojos reflejando gratitud —Y a ti, Maya, no sé cómo agradecerte. Eres la razón por la que está aquí. No importa lo que pase, siempre serás parte de esta familia. Maya intentó sonreír, pero las palabras de Elena solo intensificaron el nudo en su estómago. Fue cuando Elena se adelantó para entrar en la mansión, que Maya, sintió el aliento cálido de Liam junto a su oído. —Mami no tiene idea de lo que "la ni*ña" tuvo que hacer para lograrlo —susurró con una mezcla de burla y satisfacción. El comentario hizo que Maya se tensara, pero mantuvo la compostura. No podía arruinar el momento, no allí, frente a Elena, quien se había detenido para esperarlos y los miraba con una mezcla de esperanza y alivio. —Por favor, pasen. Tu padre se pondrá feliz de verte, Liam. Y Maya, gracias nuevamente por todo. —Elena se apartó para dejarlos pasar, su sonrisa cálida intentando borrar el peso de la situación. Liam esbozó una sonrisa que parecía completamente sincera, aunque Maya sabía mejor que nadie lo que realmente escondía. Mientras cruzaban juntos el umbral, Maya se prometió que, a pesar de las palabras de Liam, no permitiría que él destruyera lo poco que quedaba de su paz interior.
Ajustes
Fondo
Tamaño de letra
-18
Desbloquear el siguiente capítulo automáticamente
Índice
Capítulo 1 —El ultimátum Capítulo 2 —El depredador Capítulo 3 —La rendicion Capítulo 4 —Términos Capítulo 5 —Sus condiciones Capítulo 6 —La conversación incómoda Capítulo 7 —Delirios de un moribundo Capítulo 8 —Sellando el acuerdo Capítulo 9 —Ahora eres mia Capítulo 10 —El después Capítulo 11 —La despedida final appCapítulo 12 —La sombra del control appCapítulo 13 —Acallando al corazón appCapítulo 14 —¿Defensa o ataque? appCapítulo 15 —Buena persona appCapítulo 16 —Movidas en el tablero appCapítulo 17 —Entre ruinas appCapítulo 18 —No es lo que crees appCapítulo 19 —Ternura appCapítulo 20 —Las condiciones del legado appCapítulo 21 —El guante rojo appCapítulo 22 — Bajo su mirada appCapítulo 23 —Lineas borrosas appCapítulo 24 —El verdadero liam appCapítulo 25 —El ahora appCapítulo 26 —Conversaciones íntimas appCapítulo 27 —Pensamientos y despertar appCapítulo 28 —La gala benéfica appCapítulo 29 —El giro inesperado appCapítulo 30 —Toda la verdad appCapítulo 31 —Donde nace el nosotros appCapítulo 32 —Amanecer en secreto appCapítulo 33 —La gala de las apariencias appCapítulo 34 —La estrategia appCapítulo 35 —Eres un mal*dito problema appCapítulo 36 —La cena de las apariencias appCapítulo 37 —Confesiones entre sombras appCapítulo 38 —El pretendiente appCapítulo 39 —Vínculos compartidos appCapítulo 40 —Contra la pared appCapítulo 41 —La oferta tentadora appCapítulo 42 —Límites de estrategia appCapítulo 43 —Bajo llave appCapítulo 44 —Almuerzo consentido appCapítulo 45 — Descubrimientos inesperados appCapítulo 46 —Yo no fui su prioridad appCapítulo 47 —Una pausa necesaria appCapítulo 48 —Ana appCapítulo 49 —La cabaña en medio del bosque appCapítulo 50 —El apellido kane appCapítulo 51 —No era liam appCapítulo 52 —Hacer las cosas bien appCapítulo 53 —El frío metal appCapítulo 54 —Eres el amor de mi vida appCapítulo 55 —Té con galletas appCapítulo 56 —Las mentiras de elena appCapítulo 57 —No estás sola appCapítulo 58 —Soy su madre appCapítulo 59 —Tregua? appCapítulo 60 La amenaza appCapítulo 61 —No se trata de apellidos appCapítulo 62 —Lo correcto appCapítulo 63 —Si de verdad lo amas app
Añadir a mi biblioteca
Joyread Español
UNION READ LIMITED
Room 1607, Tower 3, Phase 1 Enterprise Square 9 Sheung Yuet Road Kowloon Bay Hong Kong
Copyright © Joyread. Todos los derechos reservados