Capítulo 20 Humedad
Nadie me defiende, por eso, Arnold me lleva a la que será mi prisión hasta el fin de mis días y como si estuviera llevándome en sus brazos con mucho amor y delicadeza, me deja hace entrar a una habitación donde después de dejarme en la cama, confirmo que será mi calabozo. Uno muy lujoso, pero, calabozo al fin.
Arnold, no se marcha, si no que comienza a desvestirse porque su perfecto traje blanco, tiene sangre. Entonces, alguien toca a la puerta y él le permite el paso al robot que se acerca a mí con una pinzas que me asustan.
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