Capítulo 7 Ser regañada
Me quedo en silencio, tal parece que no miente con lo que me está diciendo, después de todo, ¿Qué ganaría haciéndolo si solo es él quien se lastima? Es eso lo que me muestra en esa mirada dura con la que castiga a todos.
¿Por qué no te trataban bien?
Era la orden de mi padre, nadie podía ser bueno conmigo porque eso me dañaría, él necesitaba tener una máquina para matar y por eso, no perdonaba que me secuestraran cuando tenía cuatro años, porque yo no podía permitirlo.
Eso es terrorífico. — digo angustiada ante la pequeña posibilidad de una crianza de esa forma.
Nadie fuera de este mundo se acostumbraría a algo así, ni siquiera sobreviviría, pero en mi familia es un entrenamiento común, por eso es normal que nadie trate bien a otros, con respeto sí, pero, no con cariño y eso es lo que busco en ti. — dice observándome fijamente como si me suplicara que me quedara.
Entiendo su punto, quiere lo que nunca ha obtenido pero, no puedo simplemente darle todo lo que quiere por una nacionalidad y comodidades cuando eso va a quitarme mi libertad y paz.
No puedo hacerlo.
Lo hiciste antes.
No quiero que mi vida se convierta en guerras sin sentido, no quiero siquiera pensar en secuestros, torturas, heridas y enfrentamientos. No puedo aceptarlo.
Lamento que pienses así, porque entonces esto se convertirá en tu prisión y solo cuando muera podrás salir, pero, para morir contigo.
¡Dijiste que no sabes que es recibir un buen trato! ¡Deberías tratar bien para merecerlo! — grito enojada.
No puedo actuar como nunca me han tratado, pero, cuando aprenda te lo demostraré. — dice Arnold marchándose con su sonrisa característica que dice: me importa un demonio lo que pienses.
Rápidamente, intento marcharme, incluso corro hacia las ventanas, pero, aunque golpee con fuerza, el vidrio no cede, es como si fuera de un material malditamente inquebrantable.
Si quieres te presto una pistola para que le dispares, pero lo único que vas a lograr es que las balas reboten y te dispares. — dice Arnold con una toalla envolviendo su intimidad y muchas gotas de agua cayendo por sus hombros.
Tú… ¡Ah! ¡¿Por qué estás desnudo?! — digo cubriendo mis ojos horrorizada mientras mi rostro se calienta por lo sonrojada que seguramente me ruborizo.
Estaba bañándome, mi pequeña cabra.
¡Debiste salir vestido!
No podría, me estaba reportando la casa que estaba siendo dañada y que iban a responder al ataque. — dice Arnold y de inmediato bajo mis manos para observar a mi alrededor llena de miedo.
Pero, no veo una sola amenaza para mí, solo es una casa muy lujosa, pero, no con la habilidad de causar todo un desastre solo porque intento romper una ventana.
No intentes sembrar miedo en mí para tenerme como tu prisionera temerosa.
Te estoy contando los hechos, pero, si no me crees te lo mostraré. Casa, muestra como apuntas en los lugares donde te hacen daño.
Espero que me hagas daño, señor. — responde una voz robotizada y Arnold presiona algo en la pared para que de ella salga un arma a la que apunta tres ventanas después de mí.
Es entonces que veo como varias armas salen de la pared y disparan a ese punto durante varios segundos, por eso, el vidrio se rompe un poco y rápidamente es reemplazado.
No hay intrusos, señor. — responde la voz robótica mientras yo caigo sobre mis rodillas.
¿Ahora comprendes lo que quería evitarte? Si no cancelaba su contraataque estarías muerta. — dice Arnold sonriendo como si hablara de algo sin importancia.
¿Debería agradecerte por impedir que muera?
Eso no se pregunta, se hace y no de forma sarcástica. — responde Arnold marchándose por donde vino, así que, decidida, camino detrás de él en busca de respuesta.
Porque yo no pienso ceder y necesito que me deje ir, debo continuar con mi vida lejos de tanta violencia. Sin embargo, apenas entro a la habitación, me arrepiento porque el muy descarado yace completamente desnudo sobre la cama
¡Arnold!
Deja de gritar tanto, la casa también responde a los gritos.
¡Colócate un poco de ropa!
Cuando estoy en mi habitación no me gusta usar ropa y por el resto de la casa, me la paso sin camisa, así que, espero que te acostumbres a verme así.
‘¡¿Cómo podría acostumbrarme a tanta… tentación?! ¡Este hombre realmente quiere hacerme pasar un mal momento!’ me quejo mentalmente.
Esto lo haces para persuadirme, ¿no es así?
No, estoy herido, ¿Cómo podría persuadirte con mi cuerpo?
Sabes lo que estás haciendo.
Me gusta estar desnudo, todo el día fuera de casa tengo ropa y quiero que mi intimidad este libre. — responde Arnold y yo me giro cuando comienza a tocarse.
Mi movimiento le causa risa y yo siento que no hay una parte de mi cuerpo que no se encuentre completamente roja por su culpa. Así que, huyo sin saber a dónde ir en busca de aire fresco porque evidentemente ya no puedo escapar.
Es entonces cuando encuentro un balcón donde puedo ver todo el campo de entrenamiento donde sus hombres entrenan arduamente y al verme me saludan con mucho respeto.
Lo reconozco, tienen buen cuerpo.
Pero dudo que sea tan bueno como el mío, ¿no lo crees? — pregunta una voz peligrosa cerca de mi oído que me hace girar para encontrarme con su pecho cubierto de gasas donde se encuentran las heridas de bala.
¡¿Qué haces aquí?!
Es mi casa, por si no lo recuerdas.
Me refiero sobre porque no estás durmiendo si te dejé en tu habitación.
Porque no estás allá. Pensé que cuidarías de mis heridas como anoche, ¿ya te has aburrido tan rápido de mí?
No me gusta el exhibicionismo, además te veo muy bien para que requieras mi cuidado.
Arnold ni siquiera discute conmigo, si no que me carga en sus brazos que sus heridas comienzan a humedecerse.
¡¿Qué haces?! ¡Estás herido, Arnold!
Arnold no me responde y aunque intento aferrarme a algo, no me es posible porque las puertas son muy anchas para poder agarrarme de estas cuando paso cerca de ellas. Justo cuando creo que va a bajarme, me lanza en la cama y se coloca sobre mi cuerpo sentándose justo en mi pelvis.
Soy un hombre posesivo, Eva. Si no tolero que haya personas en mi casa ni siquiera para limpiar es porque no me gusta que me observen mujeres que no lo tienen permitido, lo mismo sucede con mi mujer.
>> Así que, si vuelvo a verte deleitándote con el cuerpo de otro hombre, te encerraré aquí y solo podrás salir después de montarme, ¿lo comprendes, mi pequeña cabra rebelde? ¿Crees que no seré capaz de hacerlo?