Capítulo 51 El hábito nocturno de Javier
Después de que Javier agarrara la mano de Isabel, se acomodó, sujetándola firmemente. Isabel intentó liberar su mano, pero cada vez que tiraba, el agarre de Javier se hacía más fuerte. Ahora se encontraba atrapada, incapaz de moverse lo más mínimo. Después de dar algunas vueltas en la cama, Isabel soltó un bostezo y cerró los ojos, sumiéndose en un sueño profundo y tranquilo antes de darse cuenta.
A la mañana siguiente, Javier fue el primero en despertarse. Al abrir los ojos, vio a Isabel cómodamente acurrucada en sus brazos, y una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. «Había acertado; aquella mujercita era la solución que, sin saberlo, necesitaba. Mientras la tuviera cerca, la preocupación de las noches en vela desaparecería», pensó.
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