Capítulo 31 Un giro repentino de los acontecimientos
¡Samuel se puso de pie! Ivana y Raquel miraron incrédulas lo que acababan de presenciar. Conocían muy bien el estado y la condición de Samuel—sus piernas, antes fuertes, se habían marchitado como las raíces de un árbol viejo. Habían buscado a los mejores médicos y probado todas las medicinas disponibles, pero nada había funcionado. Ni la más mínima mejoría.
—¡Esto es asombroso! Realmente asombroso —dijo Ivana mientras se le llenaban los ojos de lágrimas y la voz de alegría. Mientras sus emociones aumentaban, recordó de repente lo que Isabel había dicho antes.
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