Capítulo 9 Esperando el castigo de mi papá
NARRA LA REBELDE DIANNE
Jamás imaginé que este profesorcillo me cargara de esa manera para llevarme donde la rectora, pero me tomo de sorpresa ver el video, mierda y lo peor mi papá, justo mi papá carajo, en estas cosas es duro de carácter lo conozco me va a castigar y bien feo, no solo el celular la laptop, no solo eso nada más no, tengo miedo cuando regrese a casa y peor cuando mis padres regresen a casa, mi mamá le lleva el son a mi papá cuando se trata de castigos carajo, me olvidé de las cámaras y le dijo mis palabras exactas que lo amenacé.
Llamé a Lucca quería darle una lección al profesor.
Hola, Lucca.
Hola, belleza. ¿Cómo así me llamas, muñeca?
Lucca quiero pedirte un favor.
Lo que mande la reinita bella.
Puedes darle un susto a un profesor que me jode la vida.
¿Un susto, muñequita? ¿estás segura?
Sí, pero eso nada más, cuando vaya al estacionamiento a irse en su auto.
Pequeña y ¿cómo es Él? No soy adivino.
Espera que te mando su foto, lo reconocerás enseguida.
Ah, ya entonces vamos a esperarlo allá, adiós, muñequita.
Gracias, Lucca, ¿qué haría yo sin ti?
No te olvides de darme un besito, cariño.
Bien, ya nos veremos después.
Cerré la llamada y seguí en lo mío esperé el timbre de la salida y fui a escondidas al estacionamiento luego que lo vi al profesor ir para allá, pero no imaginé que Lucca lo golpeará e hiciera que sus amigos lo golpearan en el suelo, pues ya estaba como ido cuando lo golpeo en la cabeza, es un estúpido, solo le pedí que lo asustara, mierda.
Le reclamé y me dijo que no le gustaba que nadie me tratara mal, le di su maldito beso para que se vaya y llego Gliss que nos dijo que nos vayamos, pues, eso era una agresión al profesor, mierda, este Lucca que no se contiene, creo que no nos vio, estaba muy golpeado e inconsciente, pero la verdad no quería que lo lastimaran, ahora tengo que irme a mi casa, ojalá sea mi mamá Dios mío, que sea mi mamá, vi el auto de mi padre estacionarse y fui hacia allá rezando que no sea Él, al llegar vi con alegría que era mi mamá, sin embargo, su semblante estaba sombrío, no creo que esté enojada, ella no se enoja así nada más y entre saludando.
—Buenas tardes, mami —me observo enojada. Mi Dios, si está furiosa, creo que me jodí la vida, porque mi mamá casi nunca se pone de esa manera. Mi papá ya debe de haberle contado todo, ya que me contesto.
—Buenas tardes, hija, tu papá me contó todo lo que pasó, por Dios hija te he enseñado a no dejarte de nadie, pero no así, faltándole el respeto al profesor y peor ¿lanzándole agua?, ¿acaso estás loca mi amor?, le he preguntado del castigo para ti, pero solo me dijo que te quitó el celular y los deberes en la laptop estando nosotros presentes, pero algo más me comentó, pero solo cuando lleguemos a casa lo dirá, conociéndolo debe ser algo muy duro para ti hija, ¿en qué mierda estabas pensando? Joderle la vida a ese profesor que... solo quiere enseñarte a ser normal, hija.
—Mami, dijiste que... ¿Quiere enseñarme a ser normal? Pero Él no es nada para mí, es solamente un... profesor en el colegio. ¿Por qué tengo que obedecerlo en todo, ah? ustedes son los dueños del colegio y creo que, siendo su hija, yo tengo voz y voto allí
Mi mamá estacionó el auto y yo pensé «estaciono el auto, mala señal», se dio vuelta, me observo y expreso.
—Primero amor, los dueños somos nosotros y fue idea de tu padre, tú eres nuestra hija te amamos, pero todavía no eres dueña de nada, cuando trabajes y te ganes tu propio dinero quizás lo pensemos, mientras tanto creo que deberías estar agradecida de que el profesor Collins es el único que quiso ayudarnos contigo.
Al escucharla, me quedé absorta de que el único en querer ayudarlos fue Él, pero ¿qué está pasando? Acaso soy mala hija o estoy haciendo algo malo, pero, oh, es cierto lo que le paso al profesor, no debí hacerlo. Se me salió de las manos, casi lo matan. Miré a mi mamá que me sonreía ya y la abracé sollozando por la culpa y no podía ni mencionárselo porque me regañaría.
En el viaje de regreso a casa iba pensando en cuál sería el castigo que faltaba, porque conociendo a mi papá no es de los que se quedan con los brazos cruzados, no señor, para nada, sin embargo, la espera sería engorrosa, pues, llegaba en la noche, faltaban algunas horas, mi mamá solo entro conmigo para buscar unas carpetas con documentos y se fue despidiéndose de los gemelos que en cuanto me vieron corrieron a abrazarme, son mis consentidos bellos se llaman como los otros gemelos Adam y Andrew Carter, ellos estaban ignorantes de lo que estaba pasando yo trataba de que no se enteren ellos merecían una niñez tranquila feliz, la tenían no obstante a veces por mi comportamiento me veían llorar con mis castigos y se enojaban con nuestros padres, pero me tocaba hacerles reflexionar de que yo era la única culpable para que mis padres me castiguen.
La laptop estaba en mi cuarto, la recogí y la dejé en el mesón del bar de la sala. Mirian la vio y pregunto.
—Mi niña, ¿por qué la deja allí? —la miré y dije.
—Mi papá, me ordeno que solo para trabajos del colegio y delante de ellos. Y Mirian ya sabes, las órdenes de mi papá son la ley, no quiero que se enoje más todavía.
—¿Qué no se enojó más todavía?, ¿qué hizo esta vez, niña Dianne? —Mi bella Mirian era mi confidente y le conté lo que estaba pasando con mi profesor. Claro que omití la agresión y ella me miraba con su semblante risueño y dijo.
—Sabe, mi niña, allí veo más que odio entre su profesor y usted, creo que después se dará cuenta, pero tenga paciencia. Mi niña, el doctor, la ama. No creo que sea tan cruel con su castigo, lo conozco, es muy recto, además se pasó mi niña echarle agua, jajajaja.
Me reí con ella recordando cuando lo vi sobresaltarse cuando le cayó encima el agua helada, pero después cuando lo vi tirado al lado de su auto todo ensangrentado me dio un escalofrío, me daba miedo que averiguaran que tuve que ver en esa agresión, estoy segura de que no se dio cuenta de mi presencia.
Me despedí de Mirian y subí a mi cuarto acompañada de mis hermanos que se me prendían como garrapatas para que juegue con ellos. Cada vez que les hacía caso, me entretenía y me olvidaba de cualquier mal pensamiento o preocupación.
Yo estoy hecha un manojo de nervios más que todo por lo que Lucca, ese mierda de Lucca le hizo al profesor, eso no quería, solo un susto nada más y allí que va el troglodita tonto a meter la pata agrediéndolo, quisiera saber cómo está, si le paso algo malo o está malherido o se va a morir, tengo miedo, ojalá no le pase nada malo y otra cosa que mis padres no se enteren porque allí sí que me castigan mandándome al desierto sin agua y sin nadie que me ayude, ay, no, me dio un retortijón en el estómago solo de pensarlo y murmure bajito.
—Ay, profesor, es muy guapo, pero molestoso, me tiene hasta la coronilla, pero solo le pido a Dios que las cosas no lleguen a peores, porque no quisiera ser culpable de un muerto, no señor, ahora me da miedito que llegue mi papá, es estricto en los castigos y mi mamá le secunda en esas cosas, a esperar se ha dicho, Dianne ¿qué has hecho?, metiste las cuatro patas bruta, eso es lo que hiciste.
Bueno, a esperar a mi papá el gran doctor Adam Carter que todavía maneja y ordena a mi hermano Joseph a pesar de estar ya casado, cuando mi papá le ordena algo corre a hacerlo, pero yo me le rebelo a veces y tengo que aguantar sus castigos como hoy que me impuso dos ya, pero el tercero a ese le tengo miedo no saber cuál será, hasta mi mamá no quiso decírmelo, ay, mi madre cuando llegue mi papá a temblar se ha dicho.