Capítulo 8 Me follaron ¿ por qué a mi?
El médico me reviso, me dijo que no tenía ninguna luxación o hueso roto, solo golpes y me receto analgésicos y antiinflamatorios para reducir los hematomas en mi cuerpo. Me dio de alta en la noche, entonces asomo Clarisse diciendo.
—Albert, te llevo a tu casa y te cuido hoy en la noche —Agradecí su ayuda y después escuché la voz de otra persona que dijo.
—Yo también voy, Albert, dos personas que te cuiden será mejor —era Matteo, profesor de física y amigo. También le agradecí el gesto.
Me ayudaron a llegar hasta el auto Clarisse iba a manejar, Matteo se sentó a su lado y yo fui en la parte trasera de mi auto para recostarme un poco, pusieron canciones para ir cantando por el camino, hasta yo canté entre quejidos, pues, me dolían los golpes, paramos en una farmacia y Clarissa con Matteo compraron las medicinas y regresaron al auto rumbo a casa.
Llegamos, me ayudaron a acostarme en mi cama, pero antes los analgésicos, después me bañé muy despacio, me puse mi pijama, me acosté muy despacio. Cada movimiento de mi cuerpo hacía que me doliera. Cuando me acosté, tocaron la puerta y dije.
—Pase —era Clarisse —Albert, oh, ya estás acostado bien, voy a dormir en la habitación contigua, ah, y tu nana dijo que viene a verte para ver cómo estás.
—Gracias —le dije, después escuché la voz de Matteo. —Albert, voy a dormir en el sofácama de la sala hasta mañana, duerme tranquilo, mañana no hay clase.
—Está bien, gracias, me había olvidado de eso. —La puerta se abrió dando paso a mi querida nana bella que inquirió.
—Mi chiquito precioso ya me contaron lo que te paso, pobrecito, mi niño, descansa, amorcito, mañana te traigo el desayuno, todo lo que te gusta, hasta mañana hijito —me dio un beso en la frente y se fue.
Me acomodé para dormir, el sueño me termino por vencer, pero no sé cuánto tiempo pasó, pero sentí que me besaban que me acariciaban trate de abrir los ojos y no podía trate mucho hasta que logre abrir mis párpados y vi a Clarisse haciéndome un oral, chupaba mi polla y sus manos me acariciaban mis testículos, primero pensé que era un sueño, pero la sensación era ya insostenible que llegue al clímax gemí fuerte porque era mi orgasmo, sin embargo, al moverme me dolió el cuerpo y me queje fuerte y dije sofocado.
—Clarisse ¿qué estás haciendo? —solo me miro y dijo.
—Disfruta Albert, te deseo desde que te conocí —se subió a horcajadas sobre mí y se metió mi polla en su vagina y comenzó a moverse de arriba hacia abajo, yo disfrutaba, claro que sí, estaban follando conmigo, pero mis sentidos se negaban trate de no sentir nada, pero era un imposible esta mujer sabia moverse, peor cuando lo hizo de atrás para adelante juntos tuvimos nuestro orgasmo, se agachó para besarme, pero me aplastaba con su cuerpo haciendo que me duela todo, se aprovechaba con sus manos acariciándome mi pecho con sus manos apretaba mis pezones gemía deseosa de más, pero yo no quería ya.
Salió de mi polla y vino a besarme, lo hizo por mucho tiempo largo y profundo, después fue a lamérmela dejándola sin rastro de semen o sus fluidos, volvió a ponerme mi pantalón que no sentí en que momento me los saco, me acomodo la sabana para taparme volvió a besarme y soltó
—Qué rico, Albert, y esa polla que tienes la deseo, quiero que seas mío, solo mío —esperaba mi contestación y se la di.
—Clarisse te agradezco la sesión de sexo, pero tú no me atraes en lo absoluto, además prácticamente me violaste. Estaba dormido, prefiero que ya no tengamos estos encuentros, por favor. Deseo ser para ti solamente un compañero de trabajo.
Clarisse mientras le hablaba, me di cuenta de que su semblante se le tornó rojo y tenía un rictus de enojada. Me observo y grito.
—¡Eres un idiota!, te estoy declarando mi amor y me lo echas a la basura, ¿qué te pasa a ti?, ¿acaso eres un imbécil Albert? —la miré y solté
—Yo no te he pedido nada, Clarisse, ni siquiera te he mirado ni dado signos o señales de que me intereses — agarró un portarretrato y me lo lanzo a la cama gritando llorosa ya.
—Idiota, estúpido, me enamoré de ti y así me tratas —ya le grité enojado.
—Me violaste, Clarisse, estaba dormido, tú comenzaste, yo no puedo casi ni moverme mierda, la estúpida aquí eres tú, lárgate de mi cuarto, lárgate.
La puerta se abrió, entrando Matteo adormitado y exclamando.
—¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué el escándalo? —me adelante y le dije.
—Clarisse que se metió aquí y... me violo, yo no puedo moverme y se aprovechó teniendo sexo conmigo —Matteo, incrédulo, me observo y le inquirí.
—Huele mi entrepierna, si tienes dudas, carajo, no estoy mintiendo, es una descarada, abuso de mí, estaba dormido —.Se acercó a mí y se agachó a olerme y sus ojos se posaron en ella y expresó.
—Es cierto, huele a... fluidos de mujer, ¿qué hiciste, Clarisse? Albert está herido, adolorido, además es cierto, jamás he visto que te lance alguna mirada, creo que ni siquiera te mira.
Clarisse lo miró y grito.
— Matteo y… a ti que te importa lo que yo haga... me gusta Albert lo deseaba y pues... se dio la oportunidad y me lo folle, pero... me dice que no siente nada por mí, pero yo no me voy a dar por vencida Albert será mío solo mío par de idiotas —y salió corriendo ante nuestras miradas de incredulidad al escucharla hablar de esa manera.
Matteo se sentó en la cama y exclamo.
—Mierda, esa mujer me gusta, me encanta y... está enamorada de ti, mierda Albert —lo observe y comente atribulado.
—Pero a mí no me gusta ella, no quiero nada con ella, Matteo, yo no la deseo. Lo que hizo conmigo está muy mal, es un delito. Yo dormía profundo, se atrevió a follarme sin mi consentimiento.
—Que no diera que lo hiciera conmigo, yo la deseo yo creo que... la amo Albert y ella está obsesionada contigo —dijo Matteo.
—Matteo, ayúdame a sacármela de encima, no quiero nada con ella, no quiero que me atosigue donde esté o con quién esté.
Se acostó a mi lado, se viró para mirarme y expreso — Suertudo la mujer que amo, te ama a ti —me reí a pesar de que me dolió el cuerpo.
—Jajajaja ay, ¡oh que dolor carajo, suertudo yo! —me cayó la desgracia, diría yo, primero me agreden y después aquí en mi propia casa me violan...y según tú soy un suertudo, vaya las cosas que uno escucha en esta vida, pero ¿me vas a ayudar o no?
Matteo me dio la mano y exclamo sonriendo.
—Claro que sí, esa mujer va a ser mía... no tuya —le golpeé el hombro en forma de broma.
Yo aquí adolorido y esa loca de Clarisse aprovechándose de mí, la verdad si creo que muchos dieran cualquier cosa porque ella les haga sexo y despertarse con la boca de una mujer chupándosela y que después tenga sexo contigo, pero yo no soy de esas personas, me gusta el sexo, pero con quién yo decida no porque esa otra persona se aproveche de que no puedo casi moverme, a verdad es que a mí no me gusto nada, me molesta esa mujer como que tuviese la mente retorcida, mujer loca.
Me dejo hecho mierda del dolor, ahora más se incrementó el dolor por las malditas ganas de follarme de la loca esa, quien me interesa quisiera tenerla conmigo, pero para hacerle el amor no sexo, amarla, desearla, complacerla aunque sé que está lejos de mi alcance, quiero esperar para ver que sucede y que cumpla su mayoría de edad para hacer cualquier movimiento para con ella.
¿Qué cosas tiene la vida? Primero, la rebelde quiere asustarme, pero me golpean y en mi casa abusan de mí la mujer que dice que me ama, pero a ella la ama otro hombre, y yo, como pendejo o tonto en medio de ellos dos, Dios, ¿qué mierda más me va a pasar?