Capítulo 10 Un placer estar en su manada, alfa de alfas
Eurides estaba furiosa mientras caminaba hacia la habitación de su hijo, golpeó la puerta con rabia. Eros abrió la puerta y, al ver el rostro enojado de su madre, frunció el ceño y soltó un gran suspiro antes de apartarse para dejarla entrar.
—Eros, quiero que pongas un freno a esa perra sarnosa de Lamia —Eurides no andaba con rodeos.
Se necesitan 23 monedas/perlas para desbloquear este capítulo
Desbloquear ahora