Capítulo 947 Aterrizada
Punto de vista de Lila
-Lila, ven a mi oficina también; me gustaría hablar contigo y Sarah juntas-, me dijo el director Prescott, tratando de hacerse oír sobre la multitud de estudiantes frenéticos. Aquellos afectados por la manipulación mental de Sarah estaban en pánico debido al tiempo perdido y a la pérdida de su libre albedrío. Las brujas y aquellos con habilidades estaban frenéticos porque se sentían impotentes. Todos se sentían impotentes. Mi corazón comenzó a latir rápidamente en mi pecho mientras miraba al director. ¿Acaso ella pensaba que yo tenía algo que ver con esto? -¿Estoy en problemas?-, pregunté; no pude ocultar el nerviosismo en mi tono. -No, por supuesto que no. Pero me gustaría que estuvieras allí para tener una imagen completa de esta situación-, dijo simplemente. Crucé miradas con Enzo desde el otro lado de la habitación; ahora estaba de pie y me observaba con preocupación en sus ojos. Le sonreí ligeramente para asegurarle que todo estaba bien y afortunadamente, él me devolvió la sonrisa. -Enzo-, dijo el director Prescott mientras se acercaba a él. -Haz que todos se calmen. Aún pueden votar para mantener sus mentes alejadas de la situación... no es que importe mucho ahora. Pero luego me gustaría que regresen a sus dormitorios por el resto de la tarde. Estoy cancelando las clases de la noche. Pero haré un anuncio, una vez que termine de hablar con las chicas-. Él asintió. -Algunos miembros del personal me ayudarán a organizar todo-, me aseguró. Ella asintió, satisfecha por su rápida respuesta. -¡Mis poderes!- Escuché a alguien sollozar. -¡Mis poderes se han ido!- -¿Qué me pasó?- Escuché a alguien más gritar. -¿Por qué hice estas cosas malas a la gente?- -¿Por qué no puedo recordar nada de los últimos dos días?- Un chico me preguntó mientras pasaba junto a él. Quería decirle algo que lo tranquilizara, pero no estaba segura de qué podría mejorar las cosas. Mi corazón se apretaba dolorosamente en mi pecho por ellos. El director Prescott ya se había ido y sabía que no podía hacerla esperar más. Enzo ya estaba trabajando con los otros profesores para calmar a los estudiantes. Los miembros de la junta estaban haciendo que los estudiantes se alinearan para votar en la sala trasera y ordenando a los más frenéticos que regresaran a sus dormitorios. Sacudí la cabeza ante la vista y me alejé; no podía ver más de esto. Cuando llegué a su oficina, me sorprendió ver que el Alfa Jonathan ya estaba allí. Ni siquiera lo vi salir del auditorio. No se veía nada feliz. Sarah estaba sentada en el asiento frente a la puerta de la oficina mientras él se erguía sobre ella. Su mirada estaba fija en el suelo y parecía que él acababa de terminar de gritarle. La secretaria que estaba sentada en el escritorio en la esquina de la habitación lucía pálida y con los ojos muy abiertos, confirmando mis sospechas. Tiffany Prescott carraspeó, llamando su atención. -Entren a mi oficina-, les ordenó sin mirarlos por segunda vez mientras abría la puerta de su oficina. La mirada del Alfa Jonathan se encontró con la mía. -¿Qué hace ella aquí?-, le preguntó al director como si yo no estuviera parada justo allí. Sentí cómo mi rostro se calentaba. -Le pedí que se uniera a nosotros-, respondió. -¿Por qué motivo?- -Tengo mis razones y las explicaré una vez que estemos dentro de mi oficina, Alfa-, dijo firmemente. Me sorprendió lo decidida que sonaba sabiendo que el Alfa Jonathan era dueño de esta escuela. No discutió con ella, para mi sorpresa. Se apartó de mí y entró enfurecido a la oficina. Miré a Sarah, quien también me miró; no pude leer su expresión, pero se veía pálida. Tragó visiblemente y se puso de pie. No me dijo nada mientras se giraba y entraba en la oficina. La seguí de cerca. La directora Prescott había sacado una silla adicional y la colocó frente a su escritorio antes de tomar asiento detrás de él. -Por favor, siéntense-, nos instruyó a todos. Hicimos lo que dijo, solo que el Alfa Jonathan dudó ligeramente antes de sentarse junto a su hija, quien aún lucía pálida en el rostro. No estoy segura si era porque estaba enferma o porque estaba aterrada. -Necesito una explicación completa de lo que sucedió hoy-, dijo, mirando directamente a Sarah. Ella se sorprendió por el comentario y miró a su padre, quien dejó escapar un gruñido de su garganta. -¿Necesito llamar a mi abogado, Directora?-, preguntó entre dientes. Ella lo miró frunciendo el ceño. -Eso no será necesario, Alfa-, le aseguró. -Solo quiero llegar al fondo de las cosas. Los estudiantes están muy angustiados y parecen creer que su hija les ha hecho algo. Me gustaría saber exactamente qué sucedió-. -Te diré lo que sucedió...-, comenzó a gruñir, pero la directora Prescott levantó la mano, deteniendo sus palabras. -Si no te importa, Alfa. Me gustaría escucharlo de Sarah-, dijo calmadamente. Él abrió la boca de nuevo, pero esta vez, fue Sarah quien habló. -Lo siento mucho...-, dijo con voz ronca y cuando la miré, tenía lágrimas brotando de sus ojos. -Es mi culpa-. -¿Por qué no empiezas por contarme exactamente qué sucedió, Sarah?-, dijo la directora Prescott, mirándola con remordimiento y compasión. Sarah tragó saliva con fuerza y mantuvo su mirada fija en sus dedos, que estaba tironeando nerviosamente. -Sarah...-, Alpha Jonathan pronunció su nombre como una advertencia mientras apretaba la mandíbula. -No puedo seguir mintiendo, padre. Podría meterme en aún más problemas-, dijo suavemente, mirándolo a través de sus ojos llenos de lágrimas. -Soy dueño de esta escuela; no te pasará nada-, le aseguró, pero su tono no era para nada tranquilizador. Era duro y me envió un escalofrío por la espalda. -Simplemente no puedo más, padre...-, dijo en un susurro roto, volviendo su atención a la directora Prescott. -Ellos decían la verdad. Yo hice esto-, finalmente dijo mientras más lágrimas caían de sus ojos. -Tengo la capacidad de manipular mentes y les dije que tenían que votar por mí. Durante su campaña, borré sus recuerdos por diferentes razones, por lo que perdieron mucho tiempo. También les hice hacer cosas por mí...- Contuve la respiración mientras la directora Prescott la miraba, inmóvil. -Esta es una situación muy grave, Sarah.
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