Capítulo 214 La certeza de que no estaba soñando
Al regresar al hospital, Rebecca decidió llevar a sus hijos todos los días para que aprovecharan al máximo el tiempo en la presencia de Alex, asegurando que su memoria nunca se borrara. Observar a los pequeños divirtiéndose en la habitación y, en algunos momentos, intercambiando palabras cariñosas con su padre, palabras que, lamentablemente, no recibían respuesta, apretaban el corazón de Rebecca. En ciertos momentos, una sonrisa aparecía en su rostro al imaginar cuánto Alex la reprendería por romper la rutina de los niños. Cada nuevo día, un fragmento se retiraba de su corazón. El ambiente estaba envuelto en una mezcla de alegría y melancolía, mientras la familia se sumergía en momentos que parecían eternos, creando recuerdos preciosos destinados a resistir al tiempo.
Después de dos semanas del cumpleaños de Alex, el calendario adquiere un carácter sombrío, transformándose en una dolorosa cuenta regresiva de lo que está por venir. Inmersa en sus pensamientos, Rebecca observa el paisaje afuera, mientras los gemelos están sentados junto a su padre, uno a cada lado de la cama. El escenario, a pesar de su apariencia externa tranquila, está impregnado de una atmósfera densa de emociones contenidas.
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