Capítulo 213 El dolor luchará con el vacío en mi alma
Al día siguiente, Richard decidió darle algunos días a los amigos para que pudieran visitar a Alex antes de la llegada de la fecha límite. En la mañana nublada, la habitación estaba llena de amigos, cada uno llevando consigo sus arrepentimientos y la tristeza se reflejaba en las miradas de todos. Rebecca, inmersa en sus pensamientos, contemplaba el paisaje fuera de la ventana, totalmente ajena a las conversaciones que resonaban en la habitación.
– Observando el paisaje afuera, inevitablemente, recuerdo una característica distintiva de Alex. – Susurra, capturando la atención de todos. – Solía ponerse así, frente a la ventana, en momentos de irritación o cuando necesitaba reflexionar. A veces, permanecía en esa postura durante horas. Me encantaba observarlo, abrazarlo por detrás y simplemente perderme en aquel momento, absorbiendo la tranquilidad del mundo exterior. En algunas ocasiones, veo a Olga y Nicolás replicando ese comportamiento, son tan parecidos a su padre. Alex no mintió al decir que tendrían su personalidad. Y es eso lo que me mantiene aquí, porque veo en ellos su reflejo. Cada vez que Nicolás me mira a los ojos, aparto la mirada, porque tiene la misma mirada que su padre, esa mirada que me envolvía y a menudo me hacía apartar la mirada. Alex solía decir: "Rebecca, mírame, solo mírame". Y hoy, todo lo que deseo es tener la oportunidad de mirar su mirada. Reproduzco aquel audio todos los días para mantener viva su voz en mi mente. Esto nunca cesa. Este dolor es desgarrador, me destroza cada día y en poco más de un mes, el dolor luchará con el vacío en mi alma, porque ya no tendré la oportunidad de estar cerca de él. – Se gira y se acerca a la cama, sosteniendo suavemente su mano. – Mi amor, ¿quién hará que mis mejillas se sonrojen? ¿Quién me provocará? ¿Quién me animará a ser audaz? Creo que finalmente tendré que tomar aquella bebida que te debo, ya que no has vuelto por ella. El día en que te vayas para siempre, la tomaré, será mi primera dosis en mucho tiempo. Tal vez así pueda soportar todo este dolor. Eres mi mitad, ¿cómo puedo dejarte ir? ¡Si eres una parte de mí! Todavía no sé, mi amor, cómo me despediré de ti, cómo enfrentaré el momento en que todos se despidan, cuando ni siquiera yo sé cómo despedirme de ti. ¿Y cómo enseñaré a nuestros hijos a despedirse, si yo misma no soy capaz? ¿Qué les diré, Alex? Todas las noches que estoy con ellos, siempre me preguntan, ¿cuándo dejarás de dormir? ¿Cómo explicar que no despertarás? ¿Que no estás simplemente durmiendo? Por favor, Alex, no nos hagas pasar por esto. No merecen perderte. Tal vez yo lo merezca, por ser una tonta. No merezco al hombre maravilloso que eres, pero ellos sí. Quédate aquí por ellos, por favor, mi amor. – Con delicadeza, acaricia su rostro. – ¿Por qué tuvieron que destrozarlo todo para nosotros, Sr. Baker? Mi amor por ti es inmenso. Eres mi propia esencia. Moriría a tu lado, pero necesito quedarme por ellos, por nuestros hijos, y cuando ya no me necesiten más, iré a tu encuentro. – Deposita un beso suave en su frente. – Te amo, Alex. Eres el amor de mi vida. – Concluye, abandonando la habitación, llevando en sus hombros el peso de la tristeza.
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