Capítulo 6 Valeria
CAPITULO VI VALERIA
Al ver llegar a mi jefe lo sigo hasta su despacho, su oficina es hermosa, Por la ventana que había detrás de su mesa de trabajo se observa la gran ciudad, tanto de día como de noche la vista es impresionante.
Había escuchado decir antes, que cuando el señor Dubois se había encargado de la empresa de su padre, renovó casi toda la planta de arriba y debajo de aquella planta había otras tres plantas de fabricación. En el cuarto piso trabajaban los diseñadores, el departamento de administración y donde estaba el despacho del nuestro jefe.
Dubois, mi jefe, siempre me mira con aquellos ojos color penetrantes que tenía, y yo le sostengo la mirada, tratando de mantener la calma todo el tiempo. Es casi como un juego, a ver quién es más frio.
Pienso que en realidad era casi que imposible no enamorarse de él nada más verlo. Era un sueño como hombre. Tenía mucho parecido con el actor irlandés Pierce Borsman de joven y al actor estadounidense Matt Bomer. Acostumbraba a vestir trajes entallado de los mejores diseñadores. Era un hombre de mucha personalidad y en ocasiones salía con alguna modelo de moda o ejecutivas que conocía dentro de su área de trabajo .
Como si no bastara su atractivo, Michael Dubois era uno de los empresarios más inteligentes e ingenioso que conocía, de mente rápida y quien más fuerza e influencia tenía en el sector tecnológico
Todos los productos de su empresa, eran famosos por su calidad y diseño y eso lo había conseguido en el tiempo que llevaba ocupándose del negocio. En poco tiempo cuadriplico el volumen de negocio y amplio la cantidad de clientes.
A diario se observaba su influencia, y además trabajaba duro, dedicando más de doce horas al negocio, porque quería controlar todos y cada uno de los aspectos de la investigación, diseño y la producción. Con frecuencia se le podía encontrar participando en el área tanto de diseño como en el de producción.
Además, viajaba mucho, tenía su propio avión, y hablaba tres idiomas. Lo dicho era fácil enamorarse de un hombre como él. Pero, aquello era como enamorarse de alguien inalcanzable. Estaba en otra esfera social y económica. Además de que no se conocía que hubiera tenido romance alguno con alguien en el trabajo o un verdadero amor, ni siquiera si pensaba casarse.
No obstante, había escuchado en el comedor de la empresa ciertos comentarios, señalando la posibilidad de que su jefe mantenía una vida social muy activa fuera del trabajo, pero en la oficina, solo le interesa lo que se referia a la empresa, incluso le molestaba enterarse que sus trabajadores estaban saliendo juntos porque resta eficiencia en sus labores...
Eso le gustaba a Valeria, ya que ella no tenía ni el tiempo ni las ganas de mantener una relación amorosa con nadie ni en el trabajo, ni en ningún otro sitio. Tenía demasiados asuntos que resolver en su vida. Por lo que se refería a su jefe ella sabía distinguir entre la realidad y la fantasía, y valoraba mucho el sueldo que recibía cada mes.
Salgo de mi ensoñación, y me doy cuenta que he estado pensando mucho tiempo, no sé si me ha dicho algo, así que le pregunto:
— ¿Sr. Dubois? ¿Puedo ayudarlo en algo más?
—Oh, sí. Necesito enviar un ramo de flores a la Señorita Daniela Caruzo. —Sacude la cabeza. — Ya le envió la dirección
—Por supuesto. ¿Qué tipo de flores?
—Rosas blancas
—Muy bien así lo hare, ¿Desea colocarle un mensaje?
—Sí, que le coloquen ¡Gracias por tu excelente compañía!
—No hay problema. ¿Hay algo más?
—Nada más, gracias
Me dirige una pequeñísima sonrisa y me dirijo hacia la puerta, salgo y la cierro para cumplir mi pedido, de verdad este hombre me ha dejado sin palabras, es la primera vez que me pide tal cosa, es decir que el asunto es serio, pero que puede importarme eso.
Ella era un tornillito más de una estructura, y Dubois es el propietario de la estructura, el presidente, una persona inalcanzable, tanto en estatus como en inteligencia y preparación, lo tiene todo, está dotado y bueno ya era hora que se enamore.
Por mi parte, a partir de los 20 años, deje de esperar a mi príncipe azul y de esperar que un hombre me hiciera feliz. Yo se que no era fea, pero tampoco demasiado guapa. Era una chica normal y corriente.
Nunca me he distinguido por mi belleza y en la secundaria mis compañeros me ignoraban, e iban detrás de las más atractivas, nunca se fijaban en mí, era muy corriente y de paso tímida, no me gusta sobresalir.
Los entendía, yo no tenía tiempo para conversar, portarme como niña o adolescente, estaba ocupada ayudando en casa y al salir de clases corría a hacer mis postres y ayudar a mama con mi hermanita y tomar las riendas de un hogar conformado por 3 mujeres.
Tener amigos nunca había sido mi fuerte, como tampoco había tenido pretendientes. Me entristece que a la gente le importe más el aspecto físico que el interior de las personas.
Ahora en vías de ser una solterona, recordé que siempre había querido formar una familia, con alguien que no le importara que fuera pecosa, y sin curvas.
Ya a esta edad me niego a sentirme insegura por mi aspecto, ya me deje de sueños, de príncipes azules, del cuento de cenicienta, la bella durmiente y otros cuentos que mi papa solía narrarme de memoria cuando era niña.
Papa me decía, también tu príncipe azul vendrá en algún momento y tú y solo tú serás su princesa, ya lo veras.
Hasta los 26 había esperado un amor incondicional como el de mis padres y lo quería imitar. Ese tipo de amor hacía de una casa un hogar; por el que valía la pena vivir y por eso cuando falleció papa, en medio del dolor nos sostuvimos con los buenos recuerdos.
No obstante, después se le diagnostico la enfermedad a mama y mi meta en la vida volvió a cambiar, me concentre en mi pequeña familia, ahora tengo mucho entre las manos, para dedicarle esfuerzo y tiempo a las relaciones amorosas. Decidí dejar de esperar a la persona con la que pasar el resto de su vida y reconciliarme consigo misma.
Dejo de pensar, el día se pondrá pesado, Mary mi auxiliar ya está nerviosa y lo sabemos porque vemos al Sr White tío de nuestro jefe y socio de la empresa dirigirse a nosotros
Viene en su estilo altivo, prepotente, dejo de tratarme bien, cuando no seguí su juego, quería engañarme preguntándome sobre mi jefe y los diseños nuevos.
Mary, también había sido advertida, por algo se le había hecho firmar un documento de confidencialidad, fue mi idea, respondo por mí, pero no puedo responder por otra persona.
Como siempre este Señor no espera que lo anuncie por el interfono para pasar, ya lo estoy haciendo cuando él corre hacia la oficina llevándose todo por delante.
Solo ha pasado una media hora cuando vuelve a salir con la misma violencia con la que entro.
Mery me mira, estamos en nuestros escritorios, cuando lo vemos salir vociferando, y le digo,
—Tranquila continúa trabajando, no pasa nada.
...
En la tarde a eso de las 6 pm, Valeria ya había llegado a casa,
— ¡Valeria! —llamó Sofía saliendo a saludarla
—Hola, Sofía, como está todo
Sofí, era una joven muy guapa y yo estaba ya acostumbrada a que muchos me dijeran que mi hermanita podía llegar a ser modelo, pero lo que más impresionaba de ella era su bondad y eso era un motivo de orgullo.
—Muy bien, mama está mejor, hasta me ayudo a hacer la comida, ahorita está acostadita —He hecho carne guisada. ¿Por qué no entras y cenas?
—¡Primero paso a ver a mami!, pasado mañana nos toca los exámenes y la consulta