Capítulo 5 Michael
CAPITULO V MICHAEL
Al día siguiente llegue temprano a mi oficina, el día de ayer ya en mi casa trabaje un poco, y reflexione mucho sobre lo que quiero y sobre mi soledad. Vivo cercano al centro de la ciudad, es una casa grande, no un palacio, solo es una casa de dos plantas con otra casa más pequeña para el personal de seguridad, en mi casa tengo tres personas que me atienden, un ama de llave que vive allí, una cocinera y una ayudante que van durante el día, la limpieza se hace bajo contrato con una agencia y se hace 3 veces al mes. He arreglado toda la planta alta para mí uso personal, incluso tengo hasta cocina, allí solo entra a ordenar mi ama de llave, Cristina, ya que ella tiene tiempo conmigo y mi familia, y es una de mis personas de confianza.
Hoy el recorrido hasta mi empresa ha sido rápido, y todo me parece perfecto. No se me escapa que las cosas van a cambiar, me siento optimista, tengo que admitirlo, y, me sorprendo a mí mismo sonriendo. No creo en la suerte, pero hay días en los que simplemente estas de suerte y la felicidad te ronda.
Me dirijo a mi oficina, en el camino me encuentro con mi secretaria y su auxiliar ya en sus funciones y como siempre mi secretaria me sigue a mi oficina. Solo ella misma puede entrar a mi despacho, no me gusta más gente a mí alrededor y esa auxiliar es demasiado nerviosa para mi gusto, pero trabaja con la Señorita Rivas. Fue otra principiante, ese es mi requisito, y le pedí a mi secretaria que se encargara de su adiestramiento, también fue investigada y cada cierto tiempo pido nuevos informes sobre ella, porque es demasiado nerviosa.
La Señorita Rivas me mira con su calma acostumbrada. Hay un breve instante en el que me pareció detectar un poco de tristeza en sus ojos y observo que desvía su mirada hacia otro lado, pero ese sentimiento es fugaz, debió de ser mi imaginación. Su cara tiene la misma frialdad que acostumbra, es imperturbable.
Si es feliz o no es su problema. Yo personalmente quiero ser feliz, me declaro feliz, no quiero ver infelicidad en otra persona. Así llegamos a mi oficina, con este pedazo de hielo con forma de mujer a mi espalda.
Tiene mi respeto, no me importa su frialdad, así me parece bien, no está aquí para que congeniemos, la respeto y aprecio sus cualidades como secretaria o asistente como se quiera llamar. Y lo admito, admiro su inteligencia. Llego a mi escritorio y me pongo cómodo, y escucho su agradable voz.
Me informa los pendientes del día, las reuniones, toma nota de algunas solicitudes y al final me dice:
— ¿Sr. Dubois? ¿Puedo ayudarlo en algo más?
—Oh, sí. Necesito enviar un ramo de flores a la Señorita Daniela Caruzo. —Sacude la cabeza. — Ya le envió la dirección
—Por supuesto. ¿Qué tipo de flores?
—Rosas blancas
—Muy bien así lo hare, ¿Desea colocarle un mensaje?
—Sí, que le coloquen ¡Gracias por tu maravillosa compañía!
—No hay problema. ¿Hay algo más?
—Nada más, gracias
Sonrió, la Señorita Rivas cierra la puerta y se va a cumplir mi pedido, ni asombro demuestra esta mujer, aunque nunca demuestra ningún sentimiento.
Espero que a Daniela le guste mi obsequio, me pregunto, será que solo yo me siento emocionado. Ella me gusta, me atrae ¿Sentirá ella lo mismo? Soy la persona menos impulsiva del mundo, hasta ahora he sido un hombre de negocios con amigas por aquí y por allá, pero ya me decidí a comenzar a cortejar esta chica, y mi interés es serio, ella parece del tipo romántico, de las que gustan de las flores y las conversaciones en un almuerzo o en cenas.
Suspiro mientras me apoyo en la silla frente al escritorio, cierro los ojos y respiro profundamente. Sinceramente, no sé cómo proceder con una chica con la que voy en serio. Voy a esperar a que reciba mis flores para llamarla, me siento emocionado, es hermosa e inocente, es perfecta para mí, lo sé, lo presiento.
Voy hasta la ventana y me detengo allí. Cuando se trata de mujeres, puedo controlarme y mantener mis impulsos bajo control, pero se trata de la mujer con la que quiero tener un futuro, quiero hacerlo bien, necesito hacerlo bien.
Ya basta de pensar, a trabajar, recibo un mensaje de mi secretaria, ya procedió con el arreglo floral, bien ¡esperemos a ver los resultados!
Más tarde me informa sobre la visita de mi tío, al que llamo el buitre mayor, hermano de mi mama y socio de la empresa, para su pesar socio minoritario. Él se ha ganado ese nombre, vive pendiente del dinero que puede quitarme, y ha pasado mucho tiempo tratando de quitarme mis acciones.
Le digo que lo haga pasar, aunque no sin antes decirle que lo haga esperar una media hora, eso me hace feliz, sonrió, hago lo mismo desde mi infancia y posterior adolescencia.
Sé que es infantil, pero no me importa, al final mi tío entra en mi oficina, sin ponerle atención a mi secretaria, la mira con desprecio, hubo un tiempo en que sé que quiso ganársela para su causa, pero ella no acepto, porque sabe quién le paga, y se lo deje claro desde el principio, que si hablaba más de la cuenta con mis familiares o competidores estaba fuera, así que cuando se dio cuenta que con esta mujer no lograría nada comenzó a tratarla con rabia al igual que a mí. ¡Si supiera que no me importa y claro que lo sabe!
El, sus hijos mayores que yo, su mujer, todos me parecen despreciables, no lo sé, es algo innato, nunca los soporte, será porque en mi infancia y adolescencia veía que sus halagos y afecto eran muy artificiales, y después lo escuche conversando sobre como estorbaba este tonto heredero y como todo sería mejor si pudieran dirigir la empresa.
Pues, cuando lo hicieron, la llevaron casi a la quiebra, este hombre y sus hijos, pagando sobornos, y recibiendo regalías personales, en resumen hacían lo que querían, pero no los pude desenmascarar, tenía que salvar la empresa primero, no podía entrar en un conflicto de ese tipo y dar a conocer eso a otros inversionistas, destruiría por completo a la empresa.
Si de ellos hubiese dependido yo no tendría estudios, ni nada, pero eso estaba cubierto con los abogados de mi padre, a quien debo agradecer su carácter previsor y fideicomiso blindado, además de dejarme como tutor uno de sus abogados, no hay duda era un mal padre, pero sí que pensó en eso, de allí que pude conservar la casa y dinero para estudiar y vivir, y la empresa, ya que estaba registrado que no se podía vender, o algo más hasta mi mayoría de edad. ¡Buena broma les jugo mi viejo! ¡Ya sabría de quien se rodeada!
Lo miro y me causa gracia su cara enojada, le hago señas de que se siente, no le daré la satisfacción de verse más alto que yo, No se sienta, me mira con cara de furia y me dice:
¿Qué es lo que pasa con el proyecto que te envié, porque no lo has firmado, ya tenemos más de dos semanas esperándote.
—No estoy convencido con los indicadores, quiero investigar más, recuerda que la empresa casi entro en quiebra una vez dado tu afán de no investigar para hacer negocios.
— ¿Qué más vas a investigar? Es una pequeña empresa sin importancia, lo que nos interesa es donde está ubicada, es un terreno valioso para expandirnos, te recuerdo que estoy en la junta directiva, y puedo someterlo a votación.
— ¿Tú así lo crees? ¿Una inversión como esta? Tan pequeña como insinúas, ¿Para qué debe ir a la mesa directiva?
—Es lo que hare, sino te decides, y sigues impidiendo todos mis proyectos de expansión, te recuerdo que también soy socio — grita
—Limitado, un socio pequeñito— le digo
—Si no me respetas como socio, respétame como hermano de tu madre, mis hijos y yo somos tu única familia
— ¡No me recuerdes eso! Es desagradable
— ¿Que te hemos hecho? ¿Cuál es nuestro pecado? Me pregunta el muy hipócrita
— Simplemente no los quiero a mi alrededor, ustedes son peligrosos con los negocios, y me inspiran desconfianza y en lo relacionado con mi empresa soy muy detallista hay indicadores que se deben profundizar, ya una vez estuvimos a punto de la quiebra y sabemos gracias a quien — Ya no tengo ganas de seguir discutiendo querido tío, esta tarde reviso esos datos ¿Estas contento tío? Sonrió y recalco la palabra.
— Eso espero porque como ya te adelante, recurriré a la junta directiva
— Eso se hará de igual forma, esa estructura y su terreno tiene un precio mayor del que está establecido en la zona, hay que resolver eso y sobre todo el porqué de la diferencia. — yo necesito mayor información y conversar con ellos
— Es mi proyecto, yo hablare con ellos, yo traje ese negocio a la empresa— dice mi tío
— Exactamente y me están cotizando un precio muchísimo mayor, con el que puede conseguir un terreno mucho mejor, así que si quieres conversa con ellos y que mejoren el precio.
— No somos los únicos detrás de ese terreno
— Haremos lo que se debe y ya, te guste o no, soy el socio mayoritario—
Sale alterado, empuja la puerta, así es siempre, el sale disgustado y yo me quedo satisfecho, que me pasa con él, no lo quiero a mi lado, visceralmente todo el me cae mal.
Debo respirar, tengo que llamar a Daniela, reflexiono, me pregunto ¿Será que voy muy aprisa?, estoy actuando bien, no importa quiero llamarla y lo hare.
Marco su número, ya ha repicado tres veces, ¿Sera temprano todavía?
No estoy seguro como hacen las personas para enamorarse de verdad. Estoy más bien acostumbrado a lo contrario, a que la gente se enamore de la persona equivocada y cometa equivocaciones tras equivocaciones. Mis padres fueron el ejemplo perfecto. No estaba hechos el uno para el otro, pero, aun así, habían seguido juntos por conveniencia… y todos los días eran una batalla de agravios, recelos, reproches y acritud.
El sonido de su dulce voz me saca de los pensamientos que me caracterizan.
—Sí, buenos días— responde mi futura esposa y futura madre de mis hijos e inmediatamente pienso en Sebastián, si le parecí loco antes, imagínate ahora.
—Hola Daniela, soy Michael, ¿Cómo estás?
— ¡Muy bien, muchas gracias! Acabo de recibir tus rosas, están hermosas
— ¡Me alegra escuchar eso! ¿Tienes tiempo libre hoy para la cena?
— Pues…si — siento que duda un poco
— ¿Te gustaría acompañarme? Puedo pasar a buscarte o encontrarnos donde gustes ¿Qué te parece?
— ¿No estarás muy ocupado?
—¡Claro que no! ¡De verdad me gustaría verte!
—Bueno, Si quieres puedes pasar por mi casa ¿Te parece?
—Eso es perfecto, ¿A la misma hora de ayer?
—Está bien, te esperare, ¡Gracias hasta pronto! Me dice y cuelga
Mi mente divaga ¿Estoy saliendo con una mujer que de verdad consideraba mi futura esposa? ¿Qué le pasaba, de verdad está dispuesto confiar en otra persona?
A los 11 años sucedió algo que se le quedo grabado en la mente. Ese día sus padres se agredieron verbalmente y ambos se lastimaron. Ya anteriormente había presenciado infinidad de discusiones de sus padres cargadas de palabras hirientes, pero esta fue peor.
Ellos llegaron discutiendo después de una fiesta y, según escuche decir a papa, mama había estado coqueteando con un hombre más joven y lo había puesto en vergüenza, solo le interesaba el coqueteo por la humillación a la que lo exponía. Debido a que habían ingerido licor, la discusión fue fuerte y los gritos despertaron al personal y ellos controlaron todo.
En mi escondite observe todo y sofoque mi miedo, Al día siguiente ambos actuaban como si no hubiera pasado nada, nada en absoluto, pero sigue en mi memoria, al igual que otros sucesos de mi vida.
Antes de esa situación no me había percatado de mucho mas, mis padres tenían una vida de apariencias, y yo pensaba que esta era una vida normal para todas las familias, Salí de mi error cuando conocí a la familia de Sebastián, donde todos se apoyaban, sonreían, conversaba durante las comida, había abrazos, felicitaciones, su papa les leía cuentos antes de dormir, en fin una vida idílica.
El día paso como en cámara lenta, muy despacio, no veo el momento de pasar por ella, hasta que llegó la hora, y aquí en la puerta de su casa en su espera, ya escucho que abren la puerta y aparece ella.
–Buenas noches –esbozó una de sus sonrisas–. Estás impresionante, maravillosa… tenía más palabras de alabanzas en mente, pero no las decía, parecía me hubiese tragado una enciclopedia.
–Gracias. Me dijo ella
Se hizo un silencio hasta que saque las manos de los bolsillos y señale hacia donde tenía estacionado el vehículo.
–Muy bien, ¿Nos vamos?
Daniela dio unos pasos, pero se tropezó y casi enseguida y tome una de sus manos para sujetarla con cuidado.
No solté su mano mientras íbamos hacia el vehículo. Su mano era agradable, suave y muy pequeñita, tanto que desaparecía dentro de la de mía.
¿Adónde vamos a cenar? Estoy muriéndome de hambre.
–A un restaurante francés.
– ¿Hablas francés? ¿Me quieres impresionar con lo bien que hablas ese idioma? –le preguntó ella con una sonrisa.
–Algo así. Aunque de verdad lo hablo muy bien
La ayudó a sentarse en el asiento de la parte de atrás y se sentó a continuación. El guardaespaldas cerró la puerta del vehículo y se acomodó adelante con el chofer.
Michael trato de no fijarse en que el vestido negro mostraba una pequeña sombra del escote y sus preciosas piernas. Trato de pasar por alto su pulso acelerado. Solo era una cena, había que calmarse, y continuar hasta que se convirtiera en su esposa.
Ella le miró y se pasó la punta de la lengua por los labios y él sintió una llamarada en las entrañas. El ambiente fue tenso y el espacio se hizo más pequeño. Sería muy fácil tomarla de la mano, acariciarle la mejilla, y darle un beso.
Notaba la atracción magnética, cada célula de su cuerpo anhelaba el contacto ese beso. … Ella lo miró a los ojos y esbozó una de sus sonrisas deslumbrantes.
Entonces, sin poder contenerse introdujo una mano en su cabello e hizo como que una hebra del cabello se había soltado. Ella separó los labios como si quisiera tomar aire, como si ese contacto la hubiese electrizado tanto como a él.
¡Alto! Me dije a mi mismo, debo hacer las cosas bien. Tengo que recordar que esta es la mujer que será mi esposa, tengo que ir lento.
Al llegar al restaurant la mesa estaba en un rincón apartado para evitar las miradas de la gente. No me gustaba la atención que despertaba de vez en cuando en la prensa o en la gente que sabía quién era yo, cuidaba mucho de mi privacidad.
–¿Hay algo que te gustaría especialmente?
–A ver... a ver… hummm caracoles…,
–Lo dices en serio –comentó él con sarcasmo.
–No lo digo en serio –sonrió–, pero ¿Qué francés rechazaría unos caracoles? –
–En realidad solo soy medio francés. Mi madre era inglesa. Le sonrió y tomo la carta de vinos y la abrió–. Nunca en mi vida he comido caracoles, lo confieso. –Prefieres ¿Champán o vino blanco?
–Tomaré vino blanco. ¿Cómo eran tus padres? ¿Eran muy unidos?
–No mucho. No voy a mentirte. Solo teníamos en común nuestro ADN, nuestra relación no era lo que yo hubiera querido.
–Michael, siento escuchar eso
–No te preocupes fue hace ya mucho tiempo. He tratado con algunas personas complicadas toda mi vida.
Llego el camarero y tomo el pedido del vino, y no pudieron seguir conversando, luego otro camarero tomó el pedido de la cena antes de que volviera a desaparecer discretamente.
–Me gustaría salir más a menudo contigo– le digo y creo que la esperanza está marcada en mi rostro, porque en serio me gusta.
–Estoy de acuerdo. ¿Adónde podemos ir?
–Creo que deberíamos ser discretos. No quiero que la prensa esté merodeando. Doy un buen sorbo de vino antes de responder. – ¿Estás libre este sábado por la noche?
–Sí, lo estoy– sonrió
Me llevó su mano a los labios sin dejar de mirarla a los ojos. Le rozó con los labios los nudillos muy delicadamente. Esta mujer es perfecta, es bella y de paso no necesita mi dinero, así que no espero que su interés en mí se deba a mi dinero.
Luego el camarero les llevó los entrantes interrumpiendo el momento, No obstante, Michael se sintió un hombre afortunado. Sentía una sensación parecida a estar contento y todo se debía a Daniela.
Todavía no sentía un amor profundo, pero le gustaba esta joven que según veía estaba llena de cualidades y quería conocerla más.