Capítulo 5 La Petición a Noah
-Señor Noah, en el departamento en donde trabajo, solamente necesitamos un poco mas de implementos, ya que en el último año, han ingresado más pacientes, casi el doble, no debería ser yo quien lo diga, porque es a la empresa de mi familia a quien se le compran los implementos de los que le hablo, pero si necesitamos al menos un cien por ciento más para poder trabajar tranquilas la doctora Stuart y yo.
Con una sonrisa de medio lado bastante sexi, aquel espectacular hombre alto, con su cuerpo completamente tonificado, al menos eso se podía ver bajo aquella camisa celeste y aquel pantalón negro parte del traje entero que el hombre elegantemente portaba, se había quitado saco, para sentirse un poco más cómodo.
-No se preocupe por eso señorita Emma, tendrá lo que me pida, la empresa de su familia trabaja muy bien, así que no tiene porque sentirse mal, como le digo, tendrá lo que me pide.
Ya pueden volver a su trabajo, en esta semana se estarán resolviendo todas sus peticiones, no se preocupen por eso.
Señor Clayre, lo espero en la oficina del gerente general, creo que debemos hablar un poco.
Emma y Ernesto salieron casi al mismo momento, se quedaron hablando frente a la sala de juntas donde aun estaba Noah.
-Amor, porque el señor Connor te habló de esa manera si son tan amigos.
-Ya tranquila preciosa, que es la manera en que nos tratamos, ¿o para que crees que me citó en la oficina del gerente?, dijo Ernesto mirando hacia la sala de juntas.
-Pues a mi no me gustó que te hablara de esa manera, como para que te vayas los fines de semana con él si está bien, pero para respetarte delante de todos no, no lo sé amor, no me parece justo.
-Señorita Wrigth, aun por acá, dijo Noah mirándola a los ojos.
-Sí, hablaba con Ernesto solamente.
-Bueno, creo que ahora yo hablaré con Ernesto, dijo él extendiendo su mano.
Emma le dio la mano y así estuvieron por unos segundos, tomados de la mano y mirándose a los ojos, cuando se hizo incomodo el momento, ella soltó la mano del señor Connor, se despidió y salió casi que corriendo.
-Clara, Clara, que hombre tan atractivo es nuestro jefe, no sabes, llegué un poco tarde, estaba esperando a que nuestro departamento se hiciera presente a la junta, me preguntó algunas cosas, yo respondí, parecía muy agradable hasta que trató mal a Ernesto delante de todos, no sabes cómo me sentí.
Al salir de la junta, Ernesto y yo nos quedamos hablando y ahí llegó, se despidió, nos dimos la mano y no sé porqué, pero no podía soltarlo, ahí mirándonos a los ojos, mira, huele mi mano, no sé qué colonia usa, pero la quiero para Ernesto, mira, huele.
Aquel departamento de atención odontológica, se impregnó del aroma de Noah Connor, olía realmente bien.
-¿Que hiciste que cosa, llegaste tarde a la junta con el señor Connor, Ay Emma, hablaste mucho con él, te preguntó mucho?
-Pues si, lo normal que uno habla con una persona.
-Espera la carta de despido en la tarde, siempre que el jefe hace eso, despide a l a o el empleado.
-Estás loca Clara, no me digas eso, ahora más que nunca necesito mi trabajo, aparte, yo no hice nada, porque diablos me despediría, sería injusto no crees.
-Háblale de justicia a Doris, mi asistente anterior, ella se quiso pasar de lista con el jefe, se puso coqueta en una junta a la que yo no fui por ver a Omar en la oficina y la despidió.
-Eso es otra cosa, yo no me puse coqueta, todo lo contrario, pero ese hombre si me llama la atención de una manera extraña, sabes, nunca me había pasado y mucho menos delante de Ernesto, no podía soltarlo, solamente estaba perdida en su mirada, cuando reaccioné, salí casi que corriendo, no pude verle la cara a Ernesto, que seguramente se dio cuenta, me siento tan mal por eso.
Mientras que en la oficina del gerente general, Ernesto con una cara de pocos amigos, pues se había dado cuenta de cómo su jefe miró a su prometida y que ella no le fue indiferente.
-Señor Ernesto Clayre, ¿así me dijo que es su nombre si mal no recuerdo?
-Si señor Connor, soy Ernesto Clayre.
-¿Cuánto tiene usted de trabajar para mi empresa?
-Señor, tengo aproximadamente tres años de trabajar para usted.
-Podría explicarme el porqué su departamento en el que menos avanza, siendo el que mejor tecnología tiene, siempre presentan atrasos, siempre hay una excusa para no cumplir con los tiempos establecidos, esta es la clínica que siempre presenta problemas, usted es el administrador de esa área, señor Clayre, se la voy a poner de esta manera, a partir de hoy usted ya no será más el administrador de esa área, el señor Omar estará al frente durante dos meses, si él puede hacer en tan poco tiempo más de lo que usted ha hecho, estará despedido sin responsabilidad alguna por parte de mi empresa, así me daré cuenta si realmente es como usted dice o que usted no sirve para el cargo al que se le nombró hace tres años.
Ahora, tengo cosas más importantes que hacer, retírese por favor, tome sus cosas, salga de la oficina del administrador y tome un escritorio, que me imagino hay suficientes, ya que la inversión que realicé por pedido suyo, fue bastante grande.
Sin decir media palabra y rojo de la ira, Ernesto salió de la oficina del gerente general en donde estaba reunido con su jefe, que por un milagro de la vida, no lo había despedido de inmediato, Noah no era tonto y sabía que Ernesto pretendía robarle como ya lo había intentado hacer antes, sacando las máquinas que estaban obsoletas según él y vendiéndolas a personas que las compraban a muy buen precio, en otras palabras, le había robado a la empresa e intentaba hacerlo nuevamente.
-Clara, pregunta si ya el señor Connor se marchó, quiero hablar con Ernesto, a ver cómo le fue, pero no deseo encontrármelo por ahí.
-Dice Clau que sí, que se acaba de marchar de la empresa en su espectacular Mercedes Benz, como pueden haber personas tan adineradas en el mundo, dijo poniendo los ojos en blanco, puedes ir tranquila.
Emma salió del área de atención a pacientes y fue donde estaba Ernesto, cuando ella llegó, él estaba sacando todo de la oficina.
-¿Amor, que haces, porqué sacas tus cosas de tu oficina?