Capítulo 4 Conociendo a Noah Connor mi jefe
-No lo sé, pero vamos, ponte un labial y algo de rubor Emma, siempre te ves espectacular sin maquillaje, pero después de la desvelada, es mejor lucir despampanante frente al jefe, toma mi bolso de maquillaje, tapate un poco las ojeras, que no se vea la noche tan corta que tuviste, dijo Clara riendo.
Entré al tocador del área de atención al paciente con el bolso de maquillaje de la doctora Clara, eso era un completo salón de belleza, hasta plancha de cabello andaba en aquel gigantesco bolso.
Tomé un poco de base cobertor para tapar mis ojeras, un labial en un tono natural, algo de rubor y me atreví a ponerme un poco de rímel, así era más que suficiente, no era de usar mucho maquillaje, pero ese día lo ameritaba, conocería al amigo de mi prometido, quien aparte de todo era mi jefe.
Al entrar a la sala de juntas, ya el señor Connor estaba esperando, solamente faltaba el representante del área de odontología, o sea, yo.
-Disculpen mi tardanza, la doctora Stuart no se sentía muy bien, así que de última hora tuve que presentarme yo a la junta, espero no sea un problema, dije mirando al señor Noah Connor, quien me miró sin decir nada de momento, solo suspiró fuertemente haciéndome sentir más incomoda de lo que ya me sentía.
-No se preocupe señorita, la estábamos esperando, ¿usted es?
-Soy Emma Wright, la asistente de la doctora Stuart.
-¿Emma Wright, tienes algo que ver con las empresas Wright?
-Sí señor, soy la hija de Marco Wright, creo que su padre lo conocía un poco, desde hace muchos años la empresa de mi familia le vende a su empresa algunos de los elementos que utilizamos para trabajar, al menos en el área de odontología.
-Señorita, conozco a su padre, un hombre de palabra, de esos que uno aprende a apreciar mucho, me lo saluda en cuanto lo vea por favor.
Cuando Emma miró a Ernesto, este le hacía señales de que guardara silencio, que no dijera nada más, porque se vería en problemas, pero la chica no entendió y continúo como si nada hubiese pasado, como si hablara con un tipo cualquiera que se encontró en la cafetería o en el parque, para ella el hecho de que Noah Connor tuviese dinero, no le hacía más o menos importante que otras personas, su padre tenía una pequeña empresa en comparación con las empresas Connor, pero ella estaba acostumbrada a la alta sociedad, cenaban con ministros, el presidente y muchos de los invitados por el gobierno, u padre arco, era intimo amigo del presidente del país desde que eran jóvenes, ambos eran de la alta sociedad, al igual que Albert, el padre de Noah, quien había fallecido hacía muchos años atrás.
Ella acompaño a sus padres al funeral de Albert Connor, estuvieron cerca del tío de Noah José Luis Connor, él vivía hacía muchos añas en Asía, allá había montado una empresa bastante productiva para bien de Noah que era el dueño absoluto de todas las empresas que su padre había dejado al morir.
Marco y Julia, los padres de Emma, habían abrazado a José Luis, dándole su pésame, Noah estaba del otro lado y solamente Marco le dio el pésame, ya que la seguridad alrededor del muchacho era demasiada y Marco no las quiso exponer, el chico se veía muy dolido y hecho una desgracia, se veía que la estaba pasando realmente mal, no era para menos, estaba enterrando a su padre.
Todos en aquella sala se volteaban a mirar, nunca el señor Noah Connor, había permitido que alguien llegara tarde a una de sus juntas y mucho menos importarle absolutamente nada del tema familiar o personal de alguno de sus empleados, todo lo contrarío, ya los empleados más viejos habían visto como el joven CEO, había despedido a más de un empleado que había querido pasarse de listo, pero ahí estaba Emma, sin ponerse a pensar que antes el señor Connor, había tratado a sus empleados con la misma tolerancia que a ella y que en la tarde recibirían la carta de despido, nadie entendía el porqué, pero era la manera extraña en que el multimillonario chico hacía ver que no se mezclaba el trabajo con la amistad, él era el jefe absoluto y debían de verlo así.
-Bueno, ya que está acá comencemos con la junta.
Noah Connor, escuchó a cada uno de los departamentos de la empresa, cuando llegó el turno de Ernesto, Emma imaginó que sería un poco más informal, ya que eran amigos, pero no fue así, fue todo lo contrarío.
-Señor Connor, en nuestro departamento, necesitamos algunas maquinas, computadoras de primer nivel, de alta gama, mis empleados, no desean seguir con ese sistema operativo obsoleto, al trabajo se retrasa mucho por ser un sistema lento.
-Disculpe, cual es su nombre, todos se han presentado y usted no me ha dado su nombre.
Mirando de manera aterrada a Emma, Ernesto dijo, disculpe señor, soy Ernesto Clayre, el encargado del área de administración.
-Ya veo, pero señor Clayre, si mal no recuerdo, hace seis meses se cambiaron absolutamente todas las computadoras de su área, es imposible que el sistema sea obsoleto y que el trabajo se retrase de la manera en la que usted alega, es más, acá tengo las facturas de todo lo que se hizo en ese departamento donde usted dice trabajar, le suena la cifre de doce millones de dólares, se cambió todo, por pedido suyo, sin embargo, el trabajo no ha mejorado, todo lo contrario.
Si no tiene ganas de trabajar, o su puesto le queda grande, es cuestión de que me lo diga en este preciso momento y buscamos a alguien que desee trabajar con los mejores productos del mercado.
-Si señor Connor, disculpe, dijo Ernesto.
Bajando la cabeza con su rostro rojo de la ira, Emma que lo conocía perfectamente bien, según lo que ella creía, sabía que en este momento Ernesto deseaba explotar y golpearlo.
Ella no comprendía absolutamente nada, del porque si eran amigos, el señor Connor le hablaba de esa manera a su prometido, eso solo lo hacía ver ante ella como una porquería, que no valoraba la amistad que su prometido le había brindado y que lo había humillado delante de toda la junta y sus compañeros de trabajo.
-Señorita Wright, su turno, ¿Cómo puedo ayudarle en su departamento?, por llegar de ultima a la junta, le ha tocado de último lugar en pedir, dijo Connor riendo graciosamente.