Arya había resistido el impulso de confesar al pequeño que era su madre. Una vez que se apartó de él salió de prisa de la habitación. El doctor Evans se disculpó por ambos y salió detrás de ella. En cuanto encontraron una habitación vacía se encerraron.
—¡Perdón, Robín! —dice ella rompiendo en llanto.
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