Capítulo 7 Verdades que duelen

Arya se pregunta cómo es que Ayden se encargará de que su hermano no la encuentre. Dos días habían pasado desde esa primer llamada y ella no sabe de qué manera poder hablar con su benefactor sin que se moleste. Ha estado “descansado”, comiendo y paseando por la casa como gato encerrado. Por las tardes sale a dar una ligera caminata a central park y regresa justo antes de que él vuelva. La doctora pidió que volvieran al tercer día cuando comenzara su periodo y así lo hicieron. Durante la visita, la doctora le pidió a Ayden una muestra de su semen. Este casi se ahoga cuando le dijo que en el cuarto había revistas gráficas o una televisión con acceso a videos para adultos. Arya se sonrojó solo de pensar en que del otro lado de aquella habitación Ayden estaría masturbándose. —No tiene nada de que preocuparse, ese cubículo es insonoro y tendrá todo lo que necesite en caso de ser necesario —explica la doctora abriendo la puerta de aquel lugar para que él pase. Ayden pasa la vista rápido de ahí hacía Arya quien despertando su curiosidad se acerca a observar. —Santo dios —dice ella al ver la cantidad de material gráfico, la luz tenue y todo el kit de limpieza que hay junto a los frascos listos para las muestras. —Puede tomar la que guste, están esterilizadas —dice la doctora señalando los botecitos—. A veces se ponen un poco tensos y deciden que sus parejas pasen a ayudarles, es necesario aclarar que el sexo oral no es necesario, no queremos que la muestra se contamine con la saliva de la pareja. Ahora son los dos quienes están avergonzados. —No, yo no… mejor me alejo —advierte Arya sonriendo con vergüenza. —Tómese su tiempo —añade la medico dejando que Ayden entre totalmente avergonzado cerrando la puerta tras de sí—. Arya, en tu caso, necesito una ecografía. Por favor, pasa conmigo a esta área. La señora abre una cortina corrediza que deja a la vista una enorme cantidad de tecnología que no creyó capaz de ver ahí. —Recuéstate, te pondré un poco de gel y veremos qué tal va tu ovulación —la doctora la revisa y una vez que termina pasan de nuevo al escritorio—. Bien, tendremos cinco días más para completar la medicación, después de eso, si todo sale bien estarás lista para la inseminación. Aquellas palabras le resonaron fuerte en la mente. Si todo sale bien, dentro de cinco días estaría embarazándose. La mayoría de las mujeres recuerdan el día del nacimiento de sus hijos, ella recordaría el día en que quedó embarazada de uno que no podrá reclamar. Habían pasado como quince minutos cuando por fin Ayden salió. Estaba ruborizado y se notaba un poco acalorado, Arya reprimió una sonrisa al notarlo. Él se dio cuenta y lo tomo como si se burlase. —¿Quiere que le entregue la muestra o la dejo en algún lugar en específico? —Puedes entregármela en uno de los sobres que hay ahí. Revisa que esté bien sellada y por fuera le pondré una etiqueta con tu nombre. Ayden obedece y al poco tiempo vuelve con el sobre transparente que dejaba a la vista su liquido viscoso. Arya se sorprende de la cantidad de muestra y desvía su vista a otro lado. —Perfecto —dice la doctora, pegando una etiqueta en el sobre—. Seguirán con la medicación y volverán en cinco días. Ayden, si la muestra no sale como se requiere, aumentaré tu dosis, pero mañana te aviso, por el momento sería todo chicos. La doctora acostumbrada a tratar con esos casos se despide naturalmente de ellos mientras que los jóvenes salen de ahí avergonzados. Una vez que suben al auto del millonario sexy, él explota. —¿Podrías decirme que fue tan gracioso para ti? —pregunta recordando la sonrisa reprimida de Arya. Ella tomada con la guardia baja comienza a reírse. —¡No es gracioso! —alza la voz haciendo que ella se sobresalte. Ayden levanta la mano para acomodar el retrovisor y Arya por mera inercia se encoje creyendo otra cosa. —¿Pensaste que te golpearía? —pregunta Ayden recapacitando—. No, yo… perdón… solo que… —No digas nada, estoy harta de tus cambios repentinos de humor —recrimina la joven mirándolo con recelo—. Si me reí fue porque saliste como si hubieras tenido el mejor polvo de tu vida. Se notaba que estabas acalorado, es todo. —Pues no, no estoy acostumbrado a ese tipo de “situaciones” —dice esto bajando la voz en la última palabra—. Además, no lo hizo fácil que la doctora estuviera jodiendo con toda la ayuda visual para mí. Así no funciono yo. —¿Por eso tardaste? —pregunta Arya y él hace una mueca—. Bueno, dijo la doctora que a muchos se les hace difíciles en esos tipos de escenarios. —Como sea… al final de cuentas solo cerré los ojos y me dejé llevar —confiesa con voz rasposa, como si recordara lo que le excitó. Arya, curiosa de ello y soltando su lengua viperina pregunta. —¿Qué fue lo que te hizo correrte? —pregunta dándose cuenta de lo que ha dicho. Ayden resopla recordando a la joven, el día que la conoció en el restaurante. Era irrespetuosa, imprudente, pero vivaz y con una astucia traviesa para hablar. —Tú —respondió dejándola muda. Arya ya no supo que más decir por un momento, pensó que le tomaba el pelo. —Verás, la cosa es así —dice ella comenzando. Ayden maneja a través de la ciudad—. Es claro que no me soportas, así que me gustaría que dejaras de burlarte. —¡Si no me burlo, es verdad! Pero sabes qué, piensa lo que quieras —responde intentando calmar las aguas, tomando el curso hacia su destino—. Crees conocerme, pero no es así, solo te pedí que cumplieras las reglas, que no me tocaras y punto. —Ah, ha… —rezonga Arya—. Cito, darte un hijo, fingir ser tu novia y jamás tocarte. Lo de las reglas, espero que te las pienses y si no métetelas por dónde te quepan. —¡Arya! —¡Qué! —Mierda… —dice Ayden dándose cuenta que por inercia manejó hasta la compañía familiar no a su casa. Intenta reversar, pero es imposible, su padre que también va llegando lo ha visto—. Solo compórtate, vale… y sígueme la corriente. —¿Dónde estamos? —pregunta confundida—. Ese no es aparcamiento de tu casa. —Por venir peleando contigo me distraje y manejé hasta la compañía, allá viene mi papá, sígueme la corriente —apaga el motor y sale apresurado a abrir la puerta de su “novia de mentiras”. —¡Arya, Ayden! Que gusto verlos —saluda Gerard con sus guardaespaldas detrás—. Venga, te ves radiante. Besa en ambas mejillas a la joven y esta lo saluda tan efusivamente como puede. —Hola, Gerard —saluda Ayden—. Solo vine a mostrarle mi despacho a mi novia, nos iremos pronto. —Imposible, Mark viene acá precisamente con su prometida ¿Podrás creerlo? —el viejo anciano ofrece su brazo a la joven Arya quien lo toma y camina con él—. Solo hacía falta que les amenazara con no dejarles la compañía y comienzan a salir sus parejas de los escondites. Arya suelta la risa porque no sabe qué tan cierto es eso. Sin embargo, Ayden está molesto, él sabe bien que es imposible que Mark tenga una prometida, es o al menos eso es algo que siempre ha creído de él. Piensa firmemente que no ha salido del closet por qué es algo que su padre jamás entendería. —Qué casualidad —murmura Ayden, su padre lo escucha, pero lo ignora. —Solo quiero aclarar que su hijo y yo tenemos meses saliendo, solo que yo no estaba en la ciudad —explica ella tratando de ser convincente—. De hecho, aun no sé si me quede, tengo que hacer mis prácticas. —Disculpa que me entrometa, pero ¿prácticas en qué? —Medicina —sonríe ampliamente recordando que estaría en Alemania si no hubiera aceptado ese maldito trato. —¿Eres doctora? ¡Eso es magnífico! Con razón, Ayden no te había presentado, los médicos siempre están ocupados —advierte entrando al elevador junto a su hijo y los guardaespaldas. —Algo así, uno se hace tiempo, al final de cuentas también somos personas —refiere ella amablemente. —Por supuesto, si no ¿de qué otra manera estarías embarazada? Ayden nervioso suelta una sonora carcajada. Generalmente es ella la de los comentarios imprudentes, pero ahora ha sido su padre. Arya se sonroja, sabe que no es cierto, pero saber que su vida sexual por su falso embarazo ha sido expuesta le apena. —Papá, déjala en paz —pide entre risas—. La vas a espantar y se querrá devolver a su ciudad. —Tonteras —dice Gerard palmeando el antebrazo de la joven—. Llevas a mi futuro heredero en tu vientre y no dejaré que te vayas. Arya escucha eso y se da cuenta de dónde ha sacado Ayden lo mandamás. «Supiera que nada más tengo a su heredero no me volverá a ver» medita ella mientras avanza el elevador. Una vez instalados en el despacho principal, que viene siendo de Gerard, llega Mark de la mano de una despampanante mujer rubio de ojos azules y maquillaje extravagante. —Pasa hijo, pasen. Estábamos esperándoles —dice Gerard. Mark se asombra de encontrar a Ayden ahí junto a Arya. —Creí que estarías solo —refiere saludando a su padre—. Ella es Simonetta Rivaldi, es una ex compañera de la carrera. —Mucho gusto —dice ella extendiendo su mano. La mirada inquisitiva de Ayden no le pasa desapercibida a ninguno. Una vez que se hacen las presentaciones es Gerard quien lleva la voz cantante. —Hijo, me alegra saber que sentarás cabeza, creo que eso añade mayor felicidad a mi vida luego de saber que también seré abuelo —recuerda emocionado—. Solo quisiera saber desde cuando se conocen. Mark sorprendido por la pregunta titubea un poco en decir, al final es ella quien responde. —Cinco meses, nos conocimos en un bar —asegura ella—. Desde entonces no pudimos volver a separarnos. Arya quisiera gritar que miente, se ha dado cuenta del engaño nada más llegó. Sin embargo, no lo hace y se queda callada. —Ah… cariño ¿cuál es tu nombre real? —inquiere Gerard estudiando a su hijo y su disque prometida—. Por favor, no mientas, he visto tu manzana de adán nada más entrar. Eres preciosa, no dudo de eso, pero no mientas por salvar el pellejo de mi hijo. Arya y Ayden se maravillan de que Gerard haya descubierto aquel engaño de inmediato, y aun así se guardara de decirlo hasta el momento adecuado. —¿Cómo te atreves? —pregunta Mark indignado—. Ayden se presenta con una desconocida asegurando que está embarazada y no dudas de eso. ¿Pero solo de ver a Simonetta supones lo peor? Eres un… —¡Mark Emory! —interrumpe Gerard alzando la voz—. No me confundas con un don nadie, te conozco y sé qué harías lo que fuera por conseguir lo que quieres. —¡Nos vamos! —grita tomando la mano de Simonetta intentando marcharse, pero es imposible. —Disculpe señor, es cierto, Mark y yo nos conocimos en la universidad, pero por ese entonces yo Era Simón Rivaldi. No culpe tan duramente a su hijo —dice esto a sabiendas de que a Mark le ha costado salir del closet de la bisexualidad. Si bien fueron amigos con derecho en el pasado, ella jamás se atrevería a juzgarlo, él lo hará cuando desee. Simonetta sale dejando el drama familiar de los Emory detrás. Sabe que Mark no le dirá nada, ha hecho más ella por él y está en deuda. —Siempre haciendo tus jugadas sucias, siempre escondiéndote detrás de las faldas de tu madre, siempre mintiendo —señala Gerard—. Espero el día que seas realmente un hombre de bien y no un cobarde mentiroso. Mark reprime sus palabras y se nota encolerizado, no dice nada y hace la finta de irse, pero una vez más su padre le detiene. —No es todo, Arya tiene que hacer sus prácticas, necesito que hagas algo bueno y la acomodes en el hospital dónde te puse —advierte el anciano con tono mordaz—. Espero que seas amable con ella, no tiene la culpa de la competitividad entre tú y tu hermano. —Vale… —responde escuetamente sin mirar a nadie en específico y con las manos en los bolsillos. Sale derrotado de aquel lugar sin saber cómo es que lo descubrieron tan fácilmente, así que hace lo único que ha hecho toda su vida, culpa a Ayden.
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Índice
Capítulo 1 El problema Capítulo 2 El millonario sexi Capítulo 3 Momento decisivo Capítulo 4 Transiciones, reglas y confesiones Capítulo 5 Lo que no se planea Capítulo 6 La llamada Capítulo 7 Verdades que duelen Capítulo 8 Al desnudo Capítulo 9 Llamadas que destruyen I Capítulo 10 Llamadas que destruyen II Capítulo 11 Lo dicho, dicho está appCapítulo 12 Lo dicho, dicho está II appCapítulo 13 Rota I appCapítulo 14 Rota II appCapítulo 15 Turgentes amistades I appCapítulo 16 Turgentes amistades II appCapítulo 17 Dueño I appCapítulo 18 Dueño II appCapítulo 19 Entre sueños I appCapítulo 20 Entre sueños II appCapítulo 21 Cómodas amistades I appCapítulo 22 Cómodas amistades II appCapítulo 23 Lo que quiero I appCapítulo 24 Lo que quiero II appCapítulo 25 Besos y abrazos I appCapítulo 26 Besos y abrazos II appCapítulo 27 Pay, fresas y cumpleaños I appCapítulo 28 Pay, fresas y cumpleaños II appCapítulo 29 Yo y mis demonios I appCapítulo 30 Yo y mis demonios II appCapítulo 31 Ilusiones agradecidas i appCapítulo 32 Ilusiones agradecidas ii appCapítulo 33 Promesas i appCapítulo 34 Promesas ii appCapítulo 35 Carcajadas y mentiras appCapítulo 36 Carcajadas y mentiras ii appCapítulo 37 Celos, no son celos appCapítulo 38 Celos, no son celos ii appCapítulo 39 Visita no deseada i appCapítulo 40 Visita no deseada ii appCapítulo 41 Vistas y tarjetas appCapítulo 42 Vendida i appCapítulo 43 Vendida ii appCapítulo 44 Campanas de boda i appCapítulo 45 Campanas de boda ii appCapítulo 46 Tres meses y abrazos i appCapítulo 47 Tres meses y abrazos ii appCapítulo 48 Mentiras appCapítulo 49 Más de lo que necesitaba appCapítulo 50 Reposo appCapítulo 51 Entre tus sueños appCapítulo 52 Darinna appCapítulo 53 Darinna ii appCapítulo 54 Amar, tanto o más que yo i appCapítulo 55 Amar, tanto o más que yo ii appCapítulo 56 Confrontación i appCapítulo 57 Confrontación ii appCapítulo 58 Despedida appCapítulo 59 Pareces un ángel appCapítulo 60 Annie edwards appCapítulo 61 Es tu hijo appCapítulo 62 Cómo superman appCapítulo 63 Él no te va appCapítulo 64 New york i appCapítulo 65 New york ii appCapítulo 66 Las fresas i appCapítulo 67 Las fresas ii appCapítulo 68 Encajas appCapítulo 69 Desde el corazón i appCapítulo 70 Desde el corazón ii appCapítulo 71 Hilos que atraen i appCapítulo 72 Hilos que atraen ii appCapítulo 73 Sobre la ciudad appCapítulo 74 Sentir tocar el cielo appCapítulo 75 Es real appCapítulo 76 La de la foto i appCapítulo 77 La de la foto ii appCapítulo 78 Inhala exhala appCapítulo 79 Inhala exhala ii appCapítulo 80 Robín al rescate appCapítulo 81 Advertencias appCapítulo 82 Ofensas appCapítulo 83 Hurtadillas appCapítulo 84 Cameron appCapítulo 85 La mano que mece la cuna appCapítulo 86 Intervención appCapítulo 87 Perdón appCapítulo 88 Valioso appCapítulo 89 Si no eres mío, no eres de nadie appCapítulo 90 Testamento appCapítulo 91 Será eterno appCapítulo 92 Fiji appCapítulo 93 Propuesta appCapítulo 94 Los videos appCapítulo 95 Dudas appCapítulo 96 Olivia appCapítulo 97 Letras appCapítulo 98 Destiny appCapítulo 99 Inconcebible appCapítulo 100 Rikers appCapítulo 101 No mentirás appCapítulo 102 Nos vigilan appCapítulo 103 Evidencias appCapítulo 104 Agradecimientos appCapítulo 105 Solo jimmy choo appCapítulo 106 Hotel plaza appCapítulo 107 Sanar appCapítulo 108 Abrázame abrázame fuerte appCapítulo 109 Te van a regañar appCapítulo 110 Grupo armado appCapítulo 111 De vuelta a rikers appCapítulo 112 Ayuda appCapítulo 113 Llamada de atención appCapítulo 114 Vuelta a casa appCapítulo 115 El primero appCapítulo 116 Más que perfecta appCapítulo 117 Culpables appCapítulo 118 Hacerse notar appCapítulo 119 Quinta enmienda appCapítulo 120 Suposiciones appCapítulo 121 El escondite appCapítulo 122 Imaginación appCapítulo 123 Tocar el cielo appCapítulo 124 Mucho deseo appCapítulo 125 Arreglos appCapítulo 126 Robin evans appCapítulo 127 Planes en marcha appCapítulo 128 Tesoros appCapítulo 129 ¿Y daniel? appCapítulo 130 Reglas para romper appCapítulo 131 ¿Rojo o negro? appCapítulo 132 Tratos appCapítulo 133 Lo que ves no es lo que hay appCapítulo 134 Es un maldito appCapítulo 135 Naturalidad calculada appCapítulo 136 ¿Amigos? appCapítulo 137 Mi mundo appCapítulo 138 Historia, final parte 1 appCapítulo 139 Historia, final parte 2 appCapítulo 140 Epílogo app
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