Ayden había mandado a Bea para que hiciera compañía a Arya. Esta se había vuelto una empleada prudente y cercana a la joven embarazada, así que era la indicada para permanecer a su lado.
—Debería ir a descansar a casa —murmura Bea al percatarse de que la joven futura doctora no ha dormido como debería—. El señor Ayden no estará si no quiere verlo —afirma preocupada por la salud de Arya.
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