Capítulo 38 Envuelto en el misterio
Esta vez Rayo no tenía dónde esconderse. Lo único que podía hacer era reunir su espíritu en su zona abdominal. Entonces, gritó y cargó hacia delante sin miedo con un puñetazo.
El choque de sus puños liberó un sonido atronador. La espiralita de Joaquín rompió la intensidad del puño de Rayo al instante. Una ola de electricidad en espiral penetró en el puño de Rayo, entumeciendo su cuerpo.
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