Capítulo 62 Soluciones inconclusas
Ya casi era la media noche después de dos largas noches, y los lamentos habían cesado así como los sollozos y los ruegos que se oían de vez en cuando solo cuando te encontrabas lo suficientemente cerca a la puerta de aquella habitación.
Mónica aun con los ojos rojos e hinchados trato de conciliar el sueño para salir de esa horrible pesadilla, aquel lugar era pequeño como una alacena dónde solían guardar las cosas viejas que estaban con un pie para la basura, había muchos fierros rotos, telas que no servían, ya que estaban excesivas desgastadas además de las telarañas que había por todo el lugar era uno de esos lugares desagradables que jamás imaginas más aún encerrado y sin un rastro de luz que alumbre.
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