Capítulo 37 Justicia de los Agraviados
Pasó aproximadamente media hora desde aquella llamada, y Agustin no se movió ningún milímetro desde su posición original.
Por su parte, Mario no se atrevió a mirarlo nuevamente y se quedó de rodillas en el suelo, lo que ya por el tiempo empezaba a doler y a entumecerse.
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