El cuarto estaba atestado de feromonas de alfa y envolvían a la omega revolviendo todo su interior. Sentada delante de Falcon solo podía apretar sus piernas conteniendo las palpitaciones que se formaban en su abdomen y amenazaban con ser más intensas entre sus muslos. Sintió la respiración del alfa contra su cuello al él inclinarse y su mano en la cintura desnuda. La única barrera que le quedaba para estar totalmente desprotegida era la ropa interior que sabía no duraría mucho tiempo.
En un intento de ver si podía todavía salvarse se giró sobre la cama e intentó huir pero la mano de Falcon se enrolló en su tobillo y tiró de ella hacia atrás dejándola acostada en la cama.
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