Gabriela
Llegamos al apartamento a eso de las ocho de la noche después de cenar. La espalda me ardía por el sol de la tarde, aunque fui la que menos se quemó. Mis amigas estaban perores o eran de pieles más delicadas. Emmanuel fue a la farmacia a comprarles algo. Solo deseaba un baño y acostarme a ver televisión. Mientras los muchachos se quedaron en la sala hablando de lo de hoy.
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