Capítulo 20 Si soy culpable iré al infierno con gusto
Ernesto
Tocaron a la puerta de la próxima clínica odontológica. Debía de quedar lista para finales de la otra semana, tal vez antes. Por quedarme encerrado, dedicado a darle mi toque personal, no se inauguró antes. No logré estar presente en su construcción. Si Dios lo permite, diez colegas estarán trabajando conmigo.
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