Capítulo 4 ¡Mi hija al menos no fue tonta y te dejó!

David se abalanzó sobre él cuando los guardias de seguridad entraron en la habitación. Damián levantó la mano para evitar que agarraran al hombre. Quería que intentara lanzar un puñetazo. Damián normalmente no era un hombre violento, pero sería su total alegría golpear a David en su patética mandíbula. David vio la mirada en los ojos de Damián y rápidamente retrocedió. - Esto no es lo último que sabrás de mí. Dijo, todavía sin irse. - Seguridad, por favor escolten al Señor Freeman fuera de mi edificio. Hágale saber a la recepción que ya no es bienvenido a poner un pie en las instalaciones. Finalizó. Luego le dio la espalda, como si no le importara lo más mínimo. - Me vengaré por esto imbécil, solo espera. ¡Eres solo un inmundo pobre diablo que tuvo suerte en los negocios! ¡Mi hija al menos no fue tonta y te dejó! Gritó David, mientras los hombres lo arrastraban. Damián continuó sonriendo cuando volvió a sentarse y una vez más miró los papeles que le daban la propiedad de Freeman Corporation. Damián presionó su timbre. - Hanna, ¿puedes obtener la lista completa de empleados de Freeman Corporation y los documentos financieros? - Sí señor, le tendré la información en unos minutos. Respondió ella, tan eficiente como siempre. No sabía cómo había tenido tanta suerte de encontrarla, pero si alguna vez se retiraba, le costaría mucho reemplazarla. Ella le trajo la información y él se puso a trabajar. No había hecho su tarea normal cuando adquirió la corporación. Normalmente conocía el negocio por dentro y por fuera antes de hacerse cargo. Simplemente no le había importado este. Lo estaba comprando sin importar qué. Ni siquiera le importaba si la compra le acababa costando millones; tenía dinero de sobra. Se trataba de su orgullo y nada más. Mientras estudiaba los papeles durante la tarde, se sorprendió al descubrir que había algunas razones legítimas para mantener la empresa como estaba, en lugar de dividirla como lo haría normalmente. Si David hubiera manejado las cosas como se suponía que debía hacerlo, la corporación nunca habría estado en peligro de ser absorbida. El hombre era más idiota de lo que Damián había pensado originalmente. Tendría que pensar en lo que iba a hacer con este. Si decidiera dejarlo intacto, lo primero que desaparecería sería el nombre. Damián no dejaría el nombre de ese hombre adjunto a ningún aspecto del negocio. La Corporación era un importante productor de equipos médicos. En realidad, hicieron un producto de calidad, pero tenían un departamento de marketing horrible. Si se contrató a las personas adecuadas, puede decidir mantener unida a la empresa. Mientras estudiaba los papeles durante los días siguientes, descubrió que David había malversado millones de dólares. Esa era una de las razones por las que la empresa estaba en un estado tan débil. Dejaría el departamento legal para investigarlo más a fondo. No le importaría si el hombre terminara en prisión. Solo sería la guinda del pastel. En el momento en que David colocó la corporación en el mercado de valores; también tenía inversores a los que rendir cuentas. Dado que David había estado robando a esos inversores durante años, iban a querer respuestas. Sonrió un poco más al pensar en que la vida de David continuaba yendo por el desagüe. Dejó a todo el personal en sus trabajos por ahora, pero envió memorandos notificándoles que tendrían que defender sus trabajos. Normalmente dejaba todo eso a su personal, pero dado que esta operación era personal para él, él mismo conduciría muchas de esas entrevistas. Damián tenía un par de socios de confianza que venían con él y era como un niño en la mañana de Navidad. Era hora de ir a su nueva corporación e investigar un poco. Había tomado la decisión de mantener la empresa como estaba, pero habría mucha gente perdiendo sus trabajos y muchas nuevas contrataciones. Llevaría meses arreglarlo todo. Se estaba preparando para irse, cuando su padre entró en la oficina. - ¿A dónde vas, hijo? Preguntó su papá. - Voy a ir a la nueva compañía hoy. Tengo que eliminar parte del personal y configurar Recursos Humanos para contratar nuevos empleados. Respondió mientras se dirigía hacia el ascensor. - Iré contigo, ya que soy un gran juez de carácter. Dijo, mientras subía al elevador con él. - Eso seria genial. Me vendría bien una persona extra en la que confíe. Respondió Damián. Sabía que su padre tenía un corazón tierno, pero también era un astuto hombre de negocios y sabría en quién se podía confiar para quedarse y quién era demasiado leal a David para confiar en él. - Hijo, sé que este ha sido tu sueño desde que ese pedazo de imbécil te lastimó, pero debes recordar que la mayoría de estos empleados ni siquiera conocían a David Freeman. Son como tú o yo, tratando de ganarse la vida. Razonó su padre. - Odio cuando tienes razón, pero lo sé. La mayoría de los puestos ejecutivos serán reemplazados. Simplemente no puedo confiar en las personas que trabajaron más cerca de David. No estoy preocupado por ninguno de los trabajadores de la fábrica. Mi personal se asegurará de que todas sus verificaciones de antecedentes sean aprobadas, pero aparte de eso, los dejaré solos, bueno, no los dejaré completamente solos. Agregó. - ¿Qué? Preguntó su papá, confundido. - David estaba pagando muy por debajo de lo esperado a los trabajadores de la fábrica, mientras llenaba los bolsillos de los ejecutivos. Apenas ganan el salario mínimo. Dijo Damián con enojo. - Voy a aumentar su salario y ofrecer bonos por alta producción de trabajo y finalización anticipada de proyectos. - Es por eso que tienes tanto éxito, hijo, realmente te preocupas por el núcleo de la empresa. Lo elogió su padre. Damián sabía lo que era apenas poder sobrevivir, esforzarse por ganarse el pan diario, y no le gustaba ese sentimiento. Siempre trataba bien a sus empleados. Tenía una tasa de rotación muy baja. Una vez que la gente veniía a trabajar para una de sus corporaciones, no se iban, ya que eran parte de la familia.