Capítulo 54 El salvador inesperado
Solo Quinn se aferraba a los bordes de su ropa con fuerza, mordiéndose el labio mientras la inquietud se agitaba en su pecho.
Paul se rió ligeramente, su tono burlón. "Suspiro... Mis hombres siguen siendo demasiado suaves. Howard, ¿escuchaste eso? Paga dos millones de dólares y añade un par de piernas, y lo llamaremos un trato."
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