Capítulo 34 Tuyo
No supo cuánto tiempo estuvo en la misma posición, sentado en el piso, abrazando sus piernas, balanceándose suavemente y ocultando su rostro mientras finas lágrimas recorrían sus mejillas... su corazón aún latía desenfrenado, quizás a causa del pánico o quizás debido a la expectativa de que ocurriría a partir de ahora... no estaba segura.
De pronto sintió como un brazo pasaba por debajo de sus piernas y otro reposaba detrás de su espalda, levantándola del suelo como si de una princesa se tratase, dirigiéndose su mirada hacia su salvador que ahora la tenía entre sus brazos, su expresión era e indescifrable; su piel blanca estaba salpicada de sangre, dando una imagen salvaje y mortal. El labio de Anette tembló cuando abrió la boca intentando hablar pero las palabras se negaron a abandonar su garganta.
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