Capítulo 55 Puedo cuidarme sola
Sus ojos verdes se mueven entre Jake y yo y luego se agrandan. Mierda. Ha puesto dos y dos juntos y me va a patear el trasero. Jake ni siquiera está tratando de ocultarlo. Se sienta frente a mí con la camisa en la que me lamió y está arrugada y no le importa, ni lo más mínimo. Puedo sentir el calor subir a mis mejillas y bajo mi mirada hacia mi desayuno. Realmente no quiero hablar de mi vida sexual durante el desayuno, o el almuerzo, técnicamente.
- Hola, Sandra.
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