Capítulo 26 Querer dañarme
Con paso firme camino hacia el establo donde era esclava desde antes que saliera el sol hasta muy tarde en la madrugada. La casa del alfa, es muy transitada por muchos lobos de la manada que se detienen al verme, pero, a diferencia de antes, no comienzan a molestarme, si no, que me observan aturdidos.
Sabiendo que ellos no serían capaces de cambiar de la noche a la mañana, me acerco a un espejo pegado a la pared y comprendo porque aunque me observan con desagrado, no son capaces de atacarme.
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